Un gran paso y conversaciones

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«Buenos días, señora King, me presento, Emma Swan»

«Buenos días» dijo la mujer que aún no comprendía la presencia de esa rubia espectacular en su porche «¿Nos conocemos?»

«No, de momento no, pero conozco a su marido»

«Oh...él no se encuentra» respondió la mujer, cada vez más suspicaz

«Lo sé. Es por es que he venido hoy, deseo hablar con usted»

«Hmm...Ok, entre por favor» dijo ella dejándole espacio.

Emma entró en el inmenso hall de entrada y se sintió de repente minúscula. Inspiró profundamente para mantener su valor y siguió a la mujer su ex cliente hasta el salón.

«¿De qué quiere hablar señorita Swan?»

«El tema es delicado» comenzó Emma ligeramente incómoda ante la idea de dañar a esta mujer que no le había hecho nada.

«¿Es usted la amante de mi marido?»

«¿Qué? Yo...no, yo...»

Emma había sido cogida de improviso.

«Porque si ese es el caso, encuentro muy cruel que se presente en mi casa»

«No, señora King, déjeme explicarle. La situación es mucho más complicada de lo que usted piensa»

«La escucho» respondió ella cruzándose de brazos

«No soy su amante, hablando con propiedad. Sí, me he acostado con él...» dijo ella sin desviar su mirada, percibiendo la cólera en su interlocutora «Pero yo no tenía una relación con él. Yo soy...soy prostituta»

«Oh...yo no...no me esperaba eso» confesó la pelirroja.

«Lo he dejado hace poco. Siento presentarme en su casa para lanzarle esta bomba. Le aseguro que no deseaba en absoluto hacerla sufrir de esta manera»

«Pero...» continuó la mujer incitándola a que siguiera hablando

«Pero...Me he enamorado, actualmente estoy con Regina Mills»

«¿La alcaldesa Regina Mills?»

«Ella misma. Conoce mi trabajo, no hay secretos entre nosotras. Ayer revelamos nuestra relación en la fiesta anual porque Regina soñaba con dejar a todos con la boca abierta...en fin, George estaba allí. Como puede imaginar, no soportó muy bien ver aquello, ni saber que ya no sería nunca más mi cliente. Se enfadó, nos amenazó, y sé que buscará un modo para vengarse»

«¿Ha venido a pedirme ayuda?»

«Sí» confesó Emma «Le aseguro que la situación es tan difícil para usted como para mí. Nunca soñé con ese trabajo, pero la vida no me dejó elección. Nunca he querido tener como cliente a un hombre como él, ahora que consigo levantar cabeza, solo pido poder vivir feliz»

«Creo que la entiendo»

Emma se quedó sorprendida ante esas palabras y permaneció en silencio un momento. Sacudió la cabeza para poner en orden sus pensamientos antes de continuar.

«No tengo ninguna intención de crear un escándalo, de arrastrar a su familia por el barro. No deseo revelar las infidelidades de su marido en los periódicos. Solo he venido para prevenirla. Sé que usted es una mujer influyente, sé también que la cadena de hoteles es suya y no de George. Toda su riqueza es en realidad suya, y me decía que usted podría presionarle para que nos deje en paz, a Regina y a mí»

La mujer pelirroja se quedó un rato en silencio considerando a su interlocutora. Se levantó y desapareció en la cocina. Cuando Emma pensaba que no iba a volver, apareció con una taza de café en cada mano.

Un contrato y sus consecuenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora