Después de comer, Emma pasó toda la sobremesa con Mary Margaret y no regresó sino hasta bien entrada la tarde. Cuando atravesó la puerta, recibió una lluvia de cotillón y fue acogida por Regina y Henry, con sombreritos de fiesta en la cabeza, que la esperaban con una sonrisa en los labios. Regina la besó y Henry le fue a dar un abrazo, después los dos la llevaron hasta el salón decorado con banderolas de «Bienvenida a casa» Emma secó una lágrima de alegría y degustó su pastel de mudanza riendo y disfrutando de su familia. Toda la velada transcurrió alegremente y después de comer, acostaron a Henry que se caía de cansancio, y Emma llevó a su compañera a la habitación. Nada más entrar, se giró hacia ella y se lanzó literalmente sobre ella.
«Te amo, te amo, te amo» le dijo.
La apoyó contra la puerta mientras la cerraba con llave y la besó fogosamente. Levantó el vestido de la alcaldesa para poder alzarla, y hacer que pasase sus piernas por su cintura. Regina así lo hizo y gimió bajo los asaltos de los labios de la rubia en su cuello. Emma estaba devorada por el deseo, quería liberar todo el amor que sentía, que le invadía por olas.
Nunca la morena había conocido nada tan pasional. Sentía las manos de Emma recorrer todo su cuerpo, ya encendido. Su lengua maltrataba deliciosamente su piel, y se encontró incapaz de protestar por la marca que indudablemente iba a aparecer. Ningún pensamiento era coherente. Solo tenía consciencia de los labios de Emma que descendían ahora a su hombro, de sus manos que se habían agarrado a sus muslos y alternaban entre presiones y caricias sobre su piel sensible. Ella reforzó su agarre alrededor de la cintura de su compañera, permitiéndole soltarla. Pronto, las manos vagabundas se deslizaron bajo su vestido para acariciar su espalda. Todos sus movimientos eran salvajes y llenos de deseo, tan nuevos para Regina.
Se sorprendió porque le estaba gustando eso, perdiéndose en esa intensidad. Se sorprendió moviéndose contra su amante para frotarse en su musculoso vientre. Agarró como pudo la camiseta de la rubia y se la quitó, gimiendo al contacto de su piel encendida. Cuando Emma arañó dulcemente su espalda, Regina exclamó de placer y se arqueó contra la puerta. Rodeó su cabeza con los brazos, hundiendo sus manos en los largos rizos dorados, y tiró de su cabellera para atraerla a ella y besarla.
La joven rubia bajó el vestido de su compañera hasta que formó una especie de cinturón alrededor de la cintura temblorosa de la alcaldesa. Le quitó el sujetador de golpe, y lo tiró hacia atrás, sin darse cuenta que lo dejó colgando en la lámpara de la habitación. Agarró inmediatamente uno de los pezones erectos por la excitación y se lo llevó a la boca y comenzó a maltratarlo ávidamente. Ella lamía, mordía, succionaba y besaba, haciendo crecer la pasión que Regina no creía posible que aumentase más. Gemía audiblemente manteniéndola firmemente contra ella. De repente tomó conciencia de la mano que se insinuaba entre ellas, hasta su ropa interior que ya mostraba las huellas evidentes de su excitación.
Cuando Emma alcanzó su sexo, se detuvo, pero no retiró su mano. La apoyó en la intimidad de la morena y ya no se movió. El cuerpo de Regina gritaba por liberarse, y le llevó un tiempo volver a la realidad y darse cuenta de que su repentina frustración provenía del hecho del parón de la rubia.
«Emma...» gimió ella
«Intento calmarme» suspiró la joven prostituta apoyando su frente en la de ella.
Regina asimiló esas palabras y comprendió el sentido oculto. Emma se auto prohibía ser pasional para no lastimarla. Ella agarró su mano y la incitó a que continuara con sus caricias. Emma la miró con asombro antes de atreverse a hablar.
«Quiero hacerte el amor Gina, pero quiero calmarme para ser tierna»
Regina sentía el corazón tan desbocado que no conseguía hablar. Entonces, atrapó la mano de su amante y guió dos de sus dedos en su interior. Gimió mientras se arqueaba y cerró los ojos ante tal placer. Aún manteniendo su mano en el lugar, comenzó a moverse para hacerle comprender que quería esa clase de sexo con ella. Emma se quedó un momento con la boca abierta mirándola, pero enseguida recobró la consciencia. Comenzó un rápido vaivén, y disfrutó con sus gritos que iban aumentando. Regina se doblaba tanto como podía, arañando la madera de la puerta. Comenzó a sentir tensarse su vientre, y chilló el nombre de su compañera cuando un violento orgasmo la golpeó.
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Un contrato y sus consecuencias
Fanfic[Traducción] Es la traducción del fic francés Un contrat, des consequences escrito por EvilQueen3381. Regina no sabe que un simple contrato cambiará su vida para siempre, y Emma no sabe que ese contrato le traerá aquello con lo que siempre ha soñad...