Porque.

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Atranco con seguro la puerta del salón vacío que encontró en su carrera por ocultarlos de la vista de cualquiera que pudiera prestarles la suficiente atención como para notar la urgencia y necesidad que tenían uno del otro.

Hinata de un momento a otro había quedado acorralada por completo entre la pared y el cuerpo de el. Sentía su respiración agitada y el calor de los brazos a los lados de su cabeza, encarcelándola. Pero sobretodo, Hinata sentía mucha...Tensión.

El tenia los dientes apretados y ella era totalmente consiente del porqué de su molestia contenida. Ella de hecho había hecho algo malo. ¡Dios! Ella se la había pasado haciendo cosas malas durante los anteriores dos meses. Hinata estaba consciente de eso, es solo que ella realmente no sabía cómo manejar esta situación en la que se había estado metiendo. Su labio inconscientemente empezó a temblar y se hizo más y más pequeña en su lugar. Sus ojos se hicieron vidriosos y sudor frio recorrió su fina espalda. Con el tiempo, el temperamento de él se había ido volviendo más y más fuerte. Como en momentos como ese, donde se acercaba y la acorralaba, entonces la miraba así, con furia, con dolor, y ella no podía hacer más que aceptar su mirada, no tenía derecho a reprocharle sus acciones porque realmente era su culpa.

El suavizo su expresión y suspiro cerrando los ojos. Se pasó las manos por el cabello, desesperado, buscando un autocontrol que sabía, no poseía.

-¿Por qué me haces esto? ¿Por qué nos haces esto Hinata?-Pregunto, herido.

Ella no hizo nada más que quedarse estática. ¿Por qué lo hacía? Porque era una cobarde. Porque no sabía cómo enfrentar la situación en la que se encontraba. Porque incluso después de todo, lo amaba.

Porque era una estúpida

-De verdad...después de tanto tiempo, en serio ¿tenemos que ocultarnos?- soltó, lo que venía reteniendo desde hace casi mes y medio. El realmente se estaba volviendo loco. Ella estaba acabando completamente con el.

Hinata comenzó a balbucear incapaz de responder, como siempre que el la acorralaba así, de esa manera, con esa voz que la derretía completamente.

Al otro lado de la puerta se escuchó con claridad la voz de los estudiantes queriendo entrar, y Hinata comenzó a temblar.

El en cambio, ignoro por completo las voces detrás de la puerta, a el le daba completamente igual si los encontraban en esa situación -¿Por qué te pones tan nerviosa?-pregunto autoritario y serio como pocas veces se le veía. La apretó aún más contra la pared, utilizando su cuerpo, dejándola casi sin aire.

-¡Ah!-Gimió. Hiinata sintió como el colaba su dedo corazón entre sus piernas, sobre sus bragas. El la acaricio firmemente y Hinata no pudo hacer más que sostenerse de sus hombros, aferrándose a el cuándo dejo de confiar en sus propias piernas.

-Estoy esperando una respuesta Hinata- le dijo ronco. Apretó sin delicadeza uno de sus grandes pechos por sobre la tela y pellizco su pezón cuando ella soltó un gemido particularmente erótico.

A Hinata la vista comenzó a empañársele, y respirar correctamente cada vez se le hacía una tarea más y más difícil. ¿Qué debería hacer? Lo conocía muy bien, él no iba a aguantar esa situación durante mucho tiempo más

.

Le costaba entender porque Yami estaba con una persona como ella. Él podía tener a cualquier chica que él quisiera y sobretodo más bonita que ella, incluso su popularidad competía con la de Sasuke. Por eso si le decía lo que pasaba, en cierta forma ¿no estaría haciéndole algún tipo de bien? Es decir, sabía que la quería, pero... no la amaba, jamás se lo había dicho, entonces, ¿acabar esto ahora... seria completamente aceptable, no?

La Diosa CaidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora