Loco.

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Problemas.

Era curioso como una persona podía nacer con un don innato para atraer problemas. Sakura había nacido con ese don, constantemente se preguntaba si quizás no era un "don" como tal , quizá solo era que estaba viviendo de la forma incorrecta, pero de una u otra forma siempre llegaba a la misma conclusión: Viviera como viviera, los problemas siempre estarían ahí, uno detrás de otro. Y también, se recordaba así misma que no era la única persona que había nacido con un don como ese , y que al igual que todas las demás personas ella misma debía aprender a lidiar con todas las dificultades que pudiera tener a lo largo de su vida.

Se había resignado a la presencia de los problemas, sin embargo, cuando sus jades ojos divisaron a Gaara abriéndose paso furiosamente por entre los estudiantes, ella realmente había deseado evitar ese problema en especial.

Él estaba furioso, se notaba, las puntas de su cabello incluso parecían estar erizadas y ella se preparó mentalmente para toda la palabrería que tendría que soportar.

-¡Tu! ¡Puta! - grito, llamando la atención de todas las personas a su alrededor.

Sakura suspiro una vez más, oír en voz grito a Gaara sin duda era una mala señal - ¿Vamos a empezar con los insultos tan temprano? Apenas es la hora del almuerzo- contesto, tratando de sonar lo más calmada posible.

Enardecido, apretó los puños -No te hagas la graciosa. Sabía lo que eras desde el principio. – acuso señalándola culpable con el índice.

Ella rodo los ojos -Déjame adivinar ¿Una puta?

Gaara frunció el ceño, su furia aumentando cada vez que ella usaba ese tono sarcástico y condescendiente -¿Y no es así? Temari ya me lo conto todo... ¡Te acostaste con el! Hipócrita, y pensar que siempre estuviste ... ¡animándola! Arrastrándola a ese perdedor de mierda. – Escupió –Desde ahora, ¡Te prohíbo que te acerques a mi hermana!

Sakura frunció el ceño, alterándose de a poco. Ella era más que concite de la mentira que se le había hecho creer a Temari, pero ella aún mantenía la esperanza de arreglar las cosas con ella -¿Y quién eres tú para venir a prohibirme?

Gaara se acercó amenazante a ella -Soy su jodido hermano- contesto.

Sakura soltó una risa sarcástica y hablo -¿Si? ¿Y dónde estabas cuando decidió venir sola aquí? ¿Cuándo estaba jodidamente nerviosa en su primer día de clases? ¿Cuándo estaba sola los fines de semana? ¿Cuándo comía sola? ¿Dónde estabas en todos los momentos en lo que le hiciste falta? ¿Follando y pelando como un animal? Si no fuera por mí ni siquiera estarías aquí. No vengas a llamarme hipócrita a mí, cuando tú lo eres aún más- Ella lo sabía, Temaria había pasado momentos duros cuando se mudó a Konoha, ella misma la había ayudado a mudarse, había ido a comer con ella y estaba ahí siempre que Shikamaru se comportaba como un idiota insensible. Abecés se había preguntado si había sido lo correcto, incitarla a liberarse y seguir al chico que le gustaba, pero después desistía, no tenía caso pensar en cosas que ya no se pueden arreglar.

Gaara apretó los puños hasta el punto de doler. Le molestaba, lo ponía furioso. Ella era consciente de lo agresivo que podía llegar a ser y aún si jamás la había visto acobardarse, bajar la cabeza ante el o mostrarse mansa, al contrario, lo retaba, le hablaba tan sarcásticamente que lo único que conseguía era simplemente enfurecerlo aún más.-¿Pero qué putas estas diciendo?- pregunto iracundo, en un arranque tomo de los brazos a la chica frente a él y apretó su agarre hasta que ella se quejó de dolor.

–Sueltame.

-¿Te estoy lastimando?- pregunto con falsa dulzura- No me importa... Mira a tu alrededor, toda esta gente mirando y nadie movería un dedo para ayudarte, ¿Sabes por qué? Porque a nadie le importas, eres tan jodidamente repulsiva que a nadie le importaría si te mures aquí mismo... - No lo sabía a ciencia cierta, estaba hablando de puro coraje, aunque tenía el presentimiento de que, aunque alguno de los espectadores tuviera un mínimo impulso de ayudarla, su presencia era más que suficiente para alejarlos y desistir.

La Diosa CaidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora