Capítulo 2| Hallazgo

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Era una noche fría de invierno, la neblina estaba alrededor de mí como una manta silenciosa que me recordaba lo solo que estaba.
Llegué al parque y como era de suponer no había ningún alma allí.
El frío calaba hasta los huesos, mordí fuerte para evitar que me castañearan los dientes.

  Vengo a este parque todas las noches porque me hace sentir ligeramente mejor, en este parque conocí a Noah cuando teníamos ocho y, fue el lugar donde lo vi por última vez antes que desapareciera.
Menuda ironía la mía...
Quizá era riesgoso estar aquí tan tarde sabiendo que hay un psicópata suelto en la ciudad.

Aún así caminé hasta una banca y me senté en ella.
Despedí una profunda exhalación mientras se dibujaba en el aire con ese característico humo blanco.
Me puse los audífonos y traté de ser uno con el parque; estudié mi alrededor cuando hay algo que captó mi atención: una chica.

"Hey, es ella otra vez" pensé.
La he visto varias veces en la lejanía pero nunca le he dirigido la palabra.
Diablos, soy muy tímido para eso.
Mi timidez es un serio obstáculo a veces.
Maldita timidez... Pero simplemente no puedo.
  Está sentada ella sola en una fría y tétrica noche como esta es tan peligroso.
La chica sin duda es hermosa:
Un largo cabello lacio negro casi hasta la cintura, facciones delicadas y una piel tan pálida como la mía.
Lo curioso es que no lleva puesto tanto abrigo, casi parezco un esquimal con todo lo que cargo puesto encima.

Estaba pensando en lo fabuloso que sería atreverme a hablarle cuando un viento muy fuerte y tan helado que te paraliza sopló sobre mí, me hizo estremecer y temblar del frío cuando mi estúpida bufanda negra salió volando junto con el viento.
"Joder, deja que se vaya." pensé mientras temblaba del frío y observaba como se alejaba de mí.
"Está bien, iré a por ella.." rezongué mentalmente.

Caminé en búsqueda de mí estúpida bufanda cuando observé con horror que la chica la sostenía en sus pálidas y delicadas manos.
"Maldición, no. No puede ser cierto." pensé eso un millón de veces hasta que me reuní con ella.
Traté de mantener mi distancia.
    —Gracias por atraparla—dije lo más educadamente posible.

  Ella no respondió por algunos segundos que me empezaron a parecer eternos, uno tras otro.
Se limitó a observarme con sus enormes ojos tan negros como la mismísima noche.
Pude distinguir sus largas y rizadas pestañas mientras me estudiaba.
Hostia, comenzaba a ponerme nervioso.
No sabía si temblaba por el frío o de mi patético ataque de nervios.

   —¿Es tuya?— finalmente contestó—. No es nada, la atrapé cuando venía hacia mí—habló en un susurro.
Me extendió mi bufanda y yo la tomé.
Mis dedos tocaron los suyos y estaban fríos, muy fríos.
  —¿Hace frío cierto?— pregunté no sabiendo muy bien cómo debería despedirme.

   La señorita respuestas tardías no dijo nada, de nuevo.
   —Sí—dijo en un hilo de voz.

Sentí su mirada estudiándome de la cabeza a los pies y empezaba a sentir mis mejillas arder.

   —¿Puedes verme?—preguntó en un susurro.
"¿Estás de broma?" pensé
—No, estoy hablando solo— dije con sarcasmo. —Por supuesto que puedo, estoy hablando contigo.
—Q-quiero decir que finalmente estás hablando conmigo—dijo nerviosamente. —¿Cuál es tu nombre?
—Alexander, pero llámame sólo Alex—respondí. —¿Y el tuyo?—pregunté tratando de sonar casual.
—Haley, un gusto Alex—dijo Haley con una sonrisa en su rostro.
—El gusto es mío, ¿Qué haces sola tan tarde? ¿No te da miedo estar sola tan tarde? Es peligroso...—dije sintiéndome estúpido.
—No, ¿y tú?— contestó posando sus enormes ojos negros en mí.

  Estaba pensando qué responder cuando de repente escuchamos un grito.
Pero no un grito cualquiera, era un alarido de terror.
Un grito de mujer que te perfora los tímpanos.
Tan escalofríante que te hacía temblar y te hacía sentir que el tiempo se detenía.
Me asusté...

   —¿Qué diablos fue eso?—pregunté completamente asustado.
—No lo sé... ¿Fue una mujer?— susurró Haley. —Iré a ver.

"¿Ayudo a esa mujer o huyo a casa?" pensé cobardemente.

—Iré contigo—decidí finalmente.

Corrimos a través del parque en dirección al bosque, sólo podía ver los enormes y oscuros árboles que resultaban terroríficos de noche.

   —De aquí se escucharon los gritos—dije tomando bocanadas de aire.
—Sí, pero más adentro del bosque—dijo Haley.
Tomó mi mano y me condujo al bosque, mucho más adentro del bosque.

La pálida luz de la luna era lo único que me ayudaba a ver.
Caminamos hasta que vi una silueta humana en los árboles.
 
  —¿Qué estás haciendo allí?—pregunté.
Pero no hubo respuesta alguna.

Haley caminó hacia la silueta y la seguí.
La luz de la luna nos alumbró y no pude creer lo que que veía: había una mujer literalmente clavada al árbol.
Aún estaba sangrando, era una joven mujer que sostenía una rosa negra clavada al árbol.
Me sentía paralizado por el miedo, congelado.

—¿Qué diablos es eso?—pregunté con voz temblorosa.
Haley no respondió.

Vi una figura extraña dibujada en el brazo de la mujer aún estaba sangrando y parecía hecho con un cuchillo.
Estuve a punto de decir algo cuando Haley posó un dedo en mis labios y dijo "shhhhh".
Estaba completamente asustado cuando vimos a un tipo.
Estaba usando una capucha negra así que no podía ver su rostro. Pero pude ver un par de brillantes ojos verdes.

Es ahí cuando decido huir pero no estaba en buenas condiciones y tropecé.
Toqué un objeto en el suelo y lo tomé, era un cuaderno pequeño.
No sé por qué pero lo guardé en mi bolsa.

   —Salgan de aquí—nos advirtió el tipo de la capucha negra.

    Haley me tomó del brazo y me arrastró lejos de allí.
Cuando algo extraño ocurrió: escuché una voz femenina en susurros que decía.
"Ayúdame por favor. Llama a la policía. Sal de aquí. Por favor no te olvides de mí. ¡Ayuda!" 
Se me erizó la piel al escuchar esa voz.
Miré al rededor de mí para saber de dónde provenía esa voz.
No vi a nadie excepto a Haley haciéndome correr.

  Corrimos lo más rápido que pudimos mientras mi corazón latía a mil por hora.

   —Me alegra saber que estás bien—dijo Haley deteniéndose en el parque.
—Sí...—respondí confundido entre jadeos.
—Ve a casa y descansa. Nos vemos Alex...—dijo Haley en un tono amable.
Asentí mientras observaba el suelo tratando de tomar aire y de ordenar mis pensamientos.
—Está bien...—comencé a decir levantando la vista pero me encontraba completamente solo.

Caminé de vuelta a casa como en trance después de esos horrible sucesos, entré a casa directo a mi habitación.
Me lancé sobre mi cama aún asustado y las lágrimas amenazaban con salir.
Sabía que no podría dormir pero mis párpados comenzaban a caer.
Creo que escuché otro grito en la distancia...
¿Sigo escuchando los susurros que piden mi ayuda?

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Vale, este es el segundo capítulo de la historia.
Gracias a los que han decidido leerla.
Les agradecería mucho sus comentarios y recomendaciones.

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