Capítulo 30| Baile de invierno

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Nota de la autora:
Este capítulo va dedicado a todos y a cada uno de ustedes que leen Susurro Fantasmal. Gracias por leer y seguir esta historia, de nuevo gracias a ustedes porque ya tiene 1K de vistas, algo que nunca pensé que llegaría. Después de este agradecimiento, continuemos con la historia

Me pongo el smoking, el baile es de gala, no puedo llegar de la forma "fachosa" que según mamá, me gusta vestirme.
Al verme al espejo, no es mi estilo, sin embargo me veo muy elegante. Hasta me peino el cabello a un lado para quitarlo de mi frente.
Dios, espero Nina me reconozca. No parezco yo mismo aunque no me siento incómodo del todo. Guardo las entradas en mi bolsillo, tampoco pude dormir pensando en que haría si de hecho el asesino serial llega a aparecer en el baile, en si podré atraparle.

Tomo el adorno floral que tengo que darle a Nina, cepillo mi cabello con los dedos, ahora sí, a mi destino final... Encontrarme con mamá.

En cuanto puse un pie en el último escalón, tenía a mamá frente a mí.

—¡Hijo! ¡Mira qué apuesto te ves! —chilló mamá—. ¡Ya eres todo un hombre y muy guapo!
—Gracias mamá... No es para tanto, simplemente hoy me peiné. —me encojo de hombros restándole importancia.
—No es momento de tu modestia —me toma del brazo arrastrándome a la sala—, ¡Tengo que tomarte una fotografía! ¡Mi hijo es tan guapo!
—Mamá, no es necesario. —repliqué inútilmente.

Mamá me sitúa en la sala, toma su cámara para guardar esto para la posteridad.
—¡Cariño, ven a ver a Alex! —grita a todo pulmón a papá.
—Mamá...

Fui vilmente ignorado, hostia, ¿Por qué siempre exagera?
La cosa se pone aún más dramática cuando papá irrumpe en la sala.
Da un silbido cuando me ve.
—¡Mírate, eres tan apuesto como tu padre! —se ríe de su propio chiste—. ¿Quién diría que debajo de esas greñas se encuentra este caballero?—se parte de la risa.
—No es gracioso. —frunzo el ceño.
—Sí, sí lo es. Volverás loca a Nina cuando te vea. —ríe con malicia.
—¡Papá! —me ruborizo.
Para la guinda del pastel, Matt entra a la sala también, lleva un smoking, camisa gris perla y corbata a juego.

Pestañea varias veces, como si lo costase creer lo que estaba viendo.
—¿Rarito? ¿Quién eres tú y qué hiciste con mi hermano? —se burla.
—Matt, no seas grosero con tu hermano —le regaña mamá —, ahora párate junto a él; ¡Voy a fotografiarlos! ¡Tengo los hijos más guapos!
—Espero salgas en las fotografías, vampiro. —se burla, parándose de mala gana junto a mí.

Mamá nos enfoca a través de su cámara.
—Sonrían, chicos. —nos ordena papá.

Ambos sonreímos lo más natural que nos fue posible a insistencia de papá.
Mamá nos tomaba fotos como loca, hasta que Matt la detuvo.
—Lo siento mamá, llegaré tarde por mi cita. Nos vemos luego, ¿Vale?
—Mucho cuidado, Matthew. Pórtate bien, te estoy observando. —le advierte papá.

Matt hace un gesto a modo de despedida, sale de casa cerrando silenciosamente la puerta.
Papá gira su cabeza hacia mí.
—¿Qué estás esperando? ¡Ve por tu cita! También te estoy vigilando, Alexander.
—Vale, nos vemos más tarde. Me voy o llegaré tarde por Nina.
—Adiós hijo querido, ¡Te quiero! —dice mamá en tono meloso.
—También te quiero, adiós.

Salgo de casa, el taxi que nos llevará al baile ya está afuera.
Antes que logre alcanzar la puerta, soy interceptado por Haley.
—Uh, ¿Qué tenemos aquí? ¿A dónde vas tan guapo, grandulón? —aletea sus pestañas.
—Al baile, ya lo sabes. —respondo con obviedad.
—Tú siempre tan sobrio y aburrido. ¿Ese es nuestro vehículo? —insinúa Haley.

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