Capítulo 34 | Aliado

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Alex, en multimedia. Hace mucho que no lo usaba como multimedia... ¿O era sólo mi impresión?

Nina(POV)

Me encuentro acurrucada junto a Alex, últimamente me había sentido muy asustada, saber que él estaba aquí junto a mí, me hacía sentir mejor.
Quizá parecía una bebé necesitada de amor pero, me produjo un shock lo que ocurrió el viernes.

El sábado me la pasé llorando, sí, penoso pero no podía evitarlo. Alex estuvo casi todo el día intentando consolarme, traté de no verme tan patética mientras lloraba sabiendo que él me veía, hecha un desastre. Sin embargo, no dijo nada al respecto, lo cual le agradezco.

He perdido el glamour en este fin de semana. Hoy no es tan diferente. Al menos ya no estoy llorando sin control, simplemente estoy un tanto mimada, para mi buena suerte el chico más maravilloso se encuentra aquí, aunque en silencio.
Eso sólo puedo significar que está pensando en algo, es tan propio de él.

—¿En qué piensas? —mi voz suena horrible.
—¿Cómo te sientes? —cambia de tema.
—Creo que mejor. —lo abrazo llegando incluso a aspirar su olor, huele justo a mi chico.
—Lamento mucho que te estés tan asustada —me acaricia la mejilla—, no tenía idea que esto pasaría, no estaba entre los planes.
—Alex, no fue tu culpa, de nadie de hecho. Nos tomó a todos por sorpresa, no había forma de saberlo. Pero tú eres un chico listo y lo has descubierto todo a tiempo. —le reconforto.

Veo que tensa la mandíbula.
—¿Y si me hubiese confundido de máquina, Nina? ¡Casi no lo hago a tiempo! No sé qué habría hecho si algo te hubiese ocurrido, no me lo perdonaría... —su voz va en decadencia.
—Shhhh. —esta vez hago que él se acurruque junto a mí.

¿Por qué insiste en echarse la culpa?
Alex y Pavel me dieron su versión de la historia: Pavel encontró unas extrañas máquinas encima del escenario, es lo hacía cuando yo lo descubrí.
Él y Alex subieron a examinarlas, no sabían para qué servían hasta que...
Hasta que fueron nombrados el rey y la reina del baile, la cual este año fui yo.
Justo cuando estaba siendo coronada, cientos de rosas negras me cayeron encima, eso me provocó pánico porque sé a quién representan: el asesino serial.

Pero eso no era todo, según ellos dos, habían dos máquinas.
Pero sólo lograron apagar una, por lo que la otra virtió todo su contenido.
La que lograron apagar, contenía un líquido que no saben qué es. Esto me hizo llorar todo el fin de semana, saber que pude haber muerto, frente a todos, pudo haber sido una tragedia, la última noche de mi vida.
Alex se reprocha a sí mismo el no haber actuado a tiempo, pero... Gracias a él estoy aquí, me han salvado la vida. Claro que se lo he agradecido a Pavel también.

Luego me derrumbé.

—Pero Nina... —insiste Alex.
—Has hecho todo bien, deja de recriminarte. —le cepillo el cabello con mis dedos—. Alex, te quiero. —susurro casi en su oído.

Él se estremece, como si estuviese sorprendido que aún le quiera.
—Yo también te quiero, Nina. —suena solemne.
—Quizá pienses que estoy yendo demasiado rápido pero... Te amo. —me ruborizo al decir esto último.

Susurro FantasmalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora