Capítulo 3| Diario

97 13 10
                                    

¡Ayúdame por favor! ¡Llama a la policía! ¡Sal de aquí! ¿Puedes oírme? ¡Tengo miedo! ¡No sé qué pasó? ¡AYUDA!

Me despierto sobresaltado y con la respiración agitada... ¿Fue un sueño? ¿Por qué escuchaba esos susurros que hacían que se me erizara la piel?
Me levanto muy cansado y veo hacia el reloj: 6:05 am.
"Joder, llegaré tarde a la escuela." pensé perezosamente.
Corrí hacia la ducha y tomé una lo más rápida posible me visto y bajo corriendo las escaleras.

—Alex, se te hizo tarde—dijo mi madre frunciendo el ceño.
—Lo siento mamá, no sé qué pasó—repliqué mientras tomaba una tostada.

Vi a mi padre tomando su típico café matutino mientras leía el periódico, leí el encabezado:

"Una mujer es encontrada muerta en el bosque local, el sospechoso: Asesino serial."

¡Boom! Todos los recuerdos de la noche anterior llenaron mi mente. Me paralicé, casi podía sentir el sudor en frío corriendo por mi espalda.

   —Alex, ¿te encuentras bien?—preguntó mi padre despegando los ojos por un momento del periódico.
—S-sí...–mascullé—debo irme o me ganaré un castigo.

Tomé mi patineta y huí lo más rápido que pude, no quería preguntas sobre esta experiencia tan traumática.
No pude evitar no pensar en Haley por unos segundos...

******

Finalmente llego a la escuela y traté de pasar a través del caos matutino en los pasillos.
Vi algunas caras conocidas como: Matt, Collin y... Nina.
Dando una de sus seductoras sonrisas.
Ignorando el impulso de babear como un idiota me dispuse a abrir mi casillero y tomar los libros del día.
Mientras hurgaba en mi bolsa para sacar mis cuadernos tomé uno que definitivamente no era mío: un cuaderno pequeño negro con hojas amarillentas y gastadas.

"¿Qué demonios?" pensé mientras lo tomaba y lo abría para leerlo:

"Querido diario:

Conocí a Dianne Williams en un café, me atreví a hablarle y ella fue tan amable conmigo.
Me contó que tenía muchos problemas pero... ¡Soy muy bueno conociendo nuevas personas!

"Aburrido..." pensé pero luego leí:

"Terminé su dolor en el minuto que la enterré. Aún gimoteaba por su vida cuando la metí en el ataúd. Fui muy cuidadoso al traerla a casa y darle una rosa negra que con gusto aceptó.
Me encantó ver la sangre corriendo por su cuello mientras dibujaba en ella.
Dejé de oír su llanto cuando eché toda la tierra encima.

En fin, creo que es tiempo de conocer a alguien más..."

"¡¿Pero qué coño es esto?! ¡Oh Dios! ¿Es su diario?" pensé mientras todo me daba vueltas y súbitamente me daban náuseas.

Sonó la campana así que tuve que caminar temblorosamente hacia mi salón.
En cuanto me senté Neil saludó.

—Eh, viejo ¿Qué hay?—dijo Neil en voz perezosa.
Carraspeé.
—Nada—mentí.
Era mejor mentir antes de decir la verdad y que Neil se preocupara o que pensara que estaba loco, lo cual yo también lo comenzaba a pensar.

Susurro FantasmalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora