Capítulo 27| Reencuentro

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—¡Eh, viejo! ¿Qué tal?—me saluda Neil al momento en que tomo asiento.
—Genial, bueno verte de nuevo.
—Me has tenido olvidado todas las vacaciones, eso quiere decir que los rumores son ciertos. —se acaricia la barbilla.

Pestañeo un par de veces.
—¿Rumores?—pregunto con verdadera curiosidad.
—Sí, ya sabes, cotilleos o chismes que se esparcen de persona en persona... —ríe cuando le frunzo el ceño a modo de advertencia—. Vale, dicen los rumores que Nina Hinamori y tú, están saliendo.
—Ah...
—¿Ah? Se supone que somos amigos, lo menos que puedes hacer es desmentir los rumores o... verificarlos. —me da una mirada acusatoria.
—Vale... —empiezo.

No termino la oración porque Nina, mi hermosa chica entra al salón.
Esperen, ¿Son destellos de luz los que veo?
Se ve tan condenademente hermosa.

Nuestras miradas se encuentran, sus ojos brillan de felicidad.
Dejo a Neil, que estaba chasqueándome frente al rostro para llamar mi atención.

—Chica francesa. —susurra Nina en mi oído en cuanto la rodeo con mis brazos—. Ni creas que he olvidado lo de ayer.
—Lo siento, te explicaré todo luego, ¿vale?

Nina da un suspiro.
—Eso quiere decir que has encontrado algo, muy bien. Espero la historia con lujo de detalles.
—Te extrañé, aunque no lo creas. —me defiendo.

Ante la mirada afilada y nada disimulada del resto de la clase, le doy un beso en la mejilla.
Lo sé, soy muy decente.

Eso no bastó para el resto de cotillas, ahora nos miran asombrados, hasta están murmurando entre sí.
Dejamos el show afectivo cuando suena la campana.

—¡Alex Grayson, tú...!—exclama Neil cuando vuelvo a tomar asiento.
—¿Qué?—finjo indiferencia.
—Tú...

El profesor entra al salón haciendo un ademán para que guardemos silencio.
El resto de la clase, me la pasé ignorando las miradas furtivas de los demás, incluyendo la mirada asesina de Neil.

Al final de la clase, salgo lo más rápido que puedo para esperar a Nina en la salida, además de eso, para echarle un vistazo a la clase de último año.

Veo que salen personas como Danielle Marsh, Collin Maguire, mi hermano, el escalofriante Pavel Hanford pero... no veo a Jeremy Reeves por ninguna parte. Al parecer, Reeves no vino a la escuela, ya he visto a todo su grupo salir.

Mi momento detective/acosador es interrumpido por Nina, que me observa fijamente.
—¿Desde cuándo estás allí?—pregunto sorprendido.
—Lo suficiente como para ver tus ojos de águila en acción. —se encoge de hombros.

La atraigo hacia mí, rodeándole la cintura con los brazos.
—Lo siento, tenía que hacerlo.
—Vale, dime en qué estás metido. —me acaricia la mejilla.

Compruebo que no haya nadie alrededor.
—Seguí tu idea. —Nina me fulmina con la mirada, pero la paso por alto—. Fui a hacerle preguntas a Danielle Marsh.
—Ella y Sarah eran muy buenas amigas, bien pensado chica francesa. ¿Te dijo algo?
—No algo concreto, pero me dirigió a alguien que ha levantado sendas sospechas.

Alza ambas cejas con curiosidad.
—¿Quién?
—Jeremy Reeves, fui a su casa y la cosa no salió bien. —arrugo la nariz—. El tipo se portó grosero, me sacó de su casa e intentó esconderse.
—Jeremy no es precisamente un caballero, ¿Qué te hace pensar que él tiene algo que ver?
—Explotó cuando mencioné a Sarah, para infundir más sospechas, ni siquiera vino a la escuela.

Nina toma mi rostro entre sus manos.
—¿Qué estás pensando hacer?—sus ojos me traspasan, como si estuviese leyendo mis pensamientos.

Me pongo nervioso, de nuevo me cuesta pensar claro.
—Voy a sacarle información a toda costa. —balbuceo.
—¿Cómo? ¿Lo golpearás hasta que hable?—pregunta con el mismo tono sarcástico de ayer.
—Yo... —vacilo antes de hablar—. Conseguiré ayuda.

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