CAPITULO 5 MASCARAS

115 10 0
                                    

Narra Jeff

- Lo siento – dijo con un tono de culpa. – Pero me alegro de que seas tú.

Esas palabras resonaron en mis oídos y en todo mi cerebro, la furia que sentía comenzó a irse tan rápido como había llegado. Esta chica era extraña en verdad, pero aun así a mí me encantaba.

Le mostré una sonrisa de mi parte y me senté junto a ella.

- Oye Jeff – mi dijo sin quitar la mirada del paisaje - ¿Te gusta mucho el blanco y el negro verdad?

- Mmm Sí – dije volteando a verla - ¿Y a ti?

- A mí igual, pero me gusta más el rojo

- Lo sé – dije en un susurro, por lo que ella se volteó y me pregunto

- ¿Dijiste algo?

- No –dije sin más.

- Ahhh bueno, hoy no estoy de mucho ánimo para estar aquí, así que me iré a casa

Ambos nos levantamos, yo quería estar más con ella, pero su cara reflejaba tristeza, sin más la tome de la mano y la arrastre.

- ¿Jeff a dónde vamos?

No conteste, de algún modo sabía que me podía aprovecharme de eso, ella se quedó callada y me siguió, atravesamos todo el parque hasta llegar al bosque y nos adentramos en él, este tenía niebla, era perfecto, de momento me pare y ella conmigo, no dijo nada, en eso se soltó de mí mano, con esto me aleje un poco, hasta una casa que estaba en medio del bosque, la cual encontré por casualidad en uno de mis paseos, entre en ella y tome un pañuelo con cloroformo, fui hasta Annia y la tome por detrás colocando el pañuelo en su boca por más que se resistió al final quedó dormida en mis brazos.

Narra Annia

Abrí mis ojos de nuevo y me encontré en mi habitación con las ventanas abiertas, eran las cinco de la tarde cuando desperté, me senté en la orilla de la cama y frote los ojos, sin más todo lo que paso no fue más que un simple sueño.

Lo que yo recordaba era que estaba en el parque y de pronto llego Jeff, solo charlamos unos minutos hasta que decidí irme, en eso el me arrastró hasta el bosque y cuando llegamos casi al centro el despareció y sin más al poco rato sentí que alguien me ponía algo en la nariz para que me durmiera.

Pero gracias al cielo que solo fue un sueño, aunque no recuerdo haber llegado a la casa, "De seguro estaba tan cansada que llegue y me dormí, como hacía antes".

Sin más me levante y fui por mis llaves y fui al parque al llegar estaba todo solitario, no había nada más que una madre con sus dos hijos, me senté en mi banca favorita y miré el paisaje, hasta que alguien me puso las manos en los ojos

Mi Dulce SueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora