EPÍLOGO

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- Oye mamá ¿qué es esto? – pregunto un niño de pelo castaño y piel café con leche a su madre; mientras se dirigía a la cocina, en sus manos sostenía una pequeña caja con un disco.

- ¿A ver? – dijo una chica que estaba cocinando, quien se alejó de la estufa y fue a ver al pequeño. - ¿Dónde lo encontraste? – pregunto ella mientras sostenía el disco.

- Lo encontré en tu habitación mientras buscaba mi pelota – argumento el niño.

- No recordaba que todavía tenía este disco – dijo ella mientras en sus manos observaba el disco con algo de nostalgia.

Sin decir más se dirigió a la sala y abrió la caja y tomo el disco, el cual coloco en el estéreo que tenían cerca de la televisión. Cuando le dio reproducir de él emano una suave y bella tonada. La mujer se sorprendió un poco pero después su cara cambió a una de nostalgia y alegría.

- ¿Qué tienes mamá? – pregunto curioso el niño.

- Nada hijo, es que simplemente esta canción me la dedicaron hace mucho tiempo – dijo ella viendo hacía la ventana – fue de un amigo... - hizo una breve pausa – antes de que conociera a tu padre. El niño fue junto a ella, y la abrazó.

- Mamá ¿y mi padre? – pregunto el niño con suma importancia y ansiedad.

- No ha de tardar – respondió ella, y mientras eso hacía se oía el sonido de la puerta al abrir y al cerrar- mira, ya ha llegado.

El niño fue corriendo al encuentro de su padre que llegaba, aquel niño se parecía mucho a su padre, que no era otro más que...

- ¡Jeff! – dijo ella con mucha alegría.

- ¡Anni! – contesto él de vuelta.

Después de todo lo sucedido él había logrado reaccionar, aunque su mirada se había perdido, Annia logro reconocer que aquel loco era el verdadero él.

No tenía mucho que habían salido ambos de esa situación algo difícil, Annia se había mudado por fin con Jeff nuevamente a la casa en el bosque, a aquél lugar tranquilo y silencioso, sin ningún vecino molesto, ni tampoco bandas de adolescentes que azotaran por allí. Solo estaba ese bosque silencioso rodeando aquella casa, solo ellos dos y su hijo.

Annia por fin había logrado aclarar lo que sentía por Jeff, a pesar de todo había aprendido a amarlo. Jeff no había dejado de ser aquel asesino, pero por Annia había logrado controlarse y ahora solo asesinaba a gente como Max...

Quien no había salido con vida después de haber intentado romper, destruir y convertir en pesadilla ese dulce sueño que él llego a tener y que a sin importar que se logró hacer realidad. 

Mi Dulce SueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora