Narra Annia
Me encontraba nuevamente en la escuela, Eric estaba a mi lado, tenía yo un anillo en mi dedo, mis amigos nos felicitaban, Hebi me abrazaba y Joey a su vez aplaudía. Todo parecía estar tan tranquilo, hasta que de pronto Jeff apareció de la nada y con una rapidez increíble mis amigos caían muertos a sus pies, la sangre color carmín caía como pequeñas perlas escarlata dejando charcos, en los cuales yo me iba hundiendo. Solo estire mi mano queriendo salir de ahí, luchaba desesperadamente por no ahogarme en la sangre de mis amigos, hasta que solo pude pronunciar una palabra.
- ¡JEEEEEEEEEFF!
- Vaya parece que no te sabes otro nombre – dijo una voz con molestia y hastío, había yo despertado de ese sueño que se transformó en una pesadilla.
Max estaba frente a mí arrodillado, mientras que yo estaba atada de manos y pies y estaba en lo que era supongo la cama de él, sin más me quede quieta, la mirada de Max parecía que era un hervidero de lava y fuego, mi cuerpo comenzó a temblar pues era bastante intimidante.
- No sabes verme de otra forma ¿verdad? – preguntó Max, puesto que a pesar de mi miedo yo le lanzaba una mirada furiosa, - Creó que tendré que enseñarte a como debes mirarme, pero por ahora deberé esperar un poco más.
- ¿A qué te refieres con eso? – pregunté seriamente, aunque por dentro me estuviera muriendo de miedo.
- Tendremos un invitado – y tras decir esto me acarició la mejilla a lo cual retire mi cara.
- ¡Maldito! – dije fuertemente. – ¿Porque quieres destrozar mi vida? No soy un trofeo que reclamar. – Dije con odio en mi voz, Max solo se quedó viéndome con una cara que parecía tener ternura.
- En primera cariño, él destrozo tú vida no yo, en segundo te estoy ofreciendo la oportunidad de volver a tener una vida normal a mi lado, y en tercera tú serás lo que yo quiera que seas, si quiero que seas un trofeo lo serás, si quiero que seas un cadáver fácilmente te transformo. – En eso me abofeteo y después agarro mi cara con fuerza, me estaba haciendo daño, pero en mi el miedo se empezó a transformar en rabia.
Lo que había dicho era arrogante, se creía dueño de todo y amo del control, odio ese tipo de personas, Jeff aunque era arrogante y se creía la octava maravilla del mundo le gustaba tener un reto, que alguien le quitara el control, la arrogancia de Jeff no le llegaba a los talones a la de Max.
Max retiro su mano de mi cara y de pronto puso sus labios sobre los míos, el beso era diferente de los anteriores, era uno cargado totalmente de lujuria. De pronto comencé a sentir que sus manos comenzaban a recorrer mi cuerpo sobre la ropa, algo que me hizo temblar.
Pero no solo eso, había algo más, sin darme cuenta me estaba empezando a desconectar del mundo como aquella vez cuando Jeff me dio la noticia de que ya estábamos casados, mis pensamientos solo estaban concentrados en la noticia esto hizo que no escuchara y solo dijera que sí a lo que oía.
Pero ahora mis pensamientos parecía que se iban a cada contacto de las manos de Max con mi cuerpo, solo escuchaba, pero no pensaba era como si me estuvieran poniendo en trance aunque estaba o parecía estar consiente.
- ¿Acaso su tacto te hace temblar Annia...?- susurro de pronto en mi oído. – Yo te haría muy feliz, no te tendría encerrada te daría... tu libertad.
Esa palabra, libertad, oírla de los labios de Max hacía que en mi ser sintiera el vacío de algo que ya no existe, de algo que faltaba, la libertad era lo que ya no tenía. Jeff, de repente su recuerdo me inundaba, había pasado tanto tiempo encerrada junto a él que ya no me imaginaba mi vida si no estuviera, había olvidado que se sentía estar libre. Me comencé a concentrar en eso y deje de pensar en él, todos mis recuerdos sobre lo que había pasado empezaba a sentir que era solo un sueño, la voz de Max era lo único que escuchaba, su tacto era lo único que sentía, parecía que me estaba yendo y que volvería a la realidad.
- Es hora de despertar de ese sueño Annia....- continuaba Max diciéndome al oído.- Si yo quiero que seas mía lo serás... Solo tienes que despertar...
En eso volví a sentir sus labios, esta vez comenzaba a sentirlos, mi boca comenzaba a moverse por sí sola, pero algo me hizo reaccionar, Max se separó lentamente de mí esperando ver mi reacción.
- ¿A qué precio? ¿Hasta dónde quieres llegar? – dije seriamente.
- Bien – dijo él con una sonrisa de lado a lado nuevamente - esto no sería divertido si no te resistes.
Y lanzo una carcajada que me volvió a intimidar, de pronto comencé a escuchar ruidos en lo que creó era la parte de arriba o de abajo, el cuarto donde me encontraba con Max no me daba indicios de en qué piso podía estar. Solo podía ser alguien que supiera sobre mi ubicación y el único que me encontraría sería Jeff.
Narra Jeff
Ya había comenzado a caer el atardecer cuando llegue a la florería, todo ese tramo estaba silencioso, varios habían decido mudarse por los incidentes.
Cuando recordé eso no pude evitar sonreír, tantos bellos recuerdos de mis obras de arte, pero lo mejor fue cuando hice todo por Annia, al recordarla como estaba el día del incendió no pude si no reírme nuevamente.
Al llegar a la casa, vi que parecía estar habitada, claro en un barrio abandonado no sería muy sospechoso ver que quedaron algunos, pero la casa nadie la repararía a menos que alguien la comprara, pero lo único que habían reparado fueron todas las ventanas y puertas, aunque dejaron los vestigios del fuego, tal vez al inquilino le gustaba el desastre.
Sin perder tiempo de nada me acerque a la casa, comencé a rodearla para ver su estructura y por donde me podría meter para ingresar. Después de eso encontré la puerta trasera la cual encontré cerrada, creo que toda la casa estaba cerrada a excepción de la ventana de la cocina.
Tarde en decidirme si entrar por ahí o tratar de abrir la puerta, ya que podría ser una trampa o podría dar indicios de mi presencia, después de un rato me comencé a reír fuertemente ya que al pensarlo detenidamente ahora me daba igual que sepa por donde entro, a pesar de que me haya seguido la pista, yo soy impredecible. No me importa en lo más mínimo hacer ruido quiero que se entere de mi presencia, ya que sin importar que pase lo que él quiere es verme derrotado y rogando, así que no le hará nada a Annia, es su carta a jugar, su haz y eso me conviene, es mejor que crea que puede jugar a ganarme en este juego porque no importa lo que haga terminare mandándolo a dormir.
El perturbo mi perfecto mundo, pero a diferencia de muchos, yo me enfrento, ya que sé que podre siempre ganar, él había convertido mi dulce sueño en una pesadilla.
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Mi Dulce Sueño
FanfictionA veces las cosas suelen acomodarse de tal modo que todo parece solo una broma de mal gusto de la vida, Annia no sabe lo que le deparara y todo por una buena acción. Otra historia de amor con psicópatas, en esta ocasión se tratara de Jeff, pero no...