25. Mucho tiempo sin vernos

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Inuyasha

Despierto desorientado, pero luego una sonrisa se adorna en mi rostro al pensar en todo lo que pasó en este lugar. Kagome, Dios, que experiencia, ha sido la primera en darme sexo oral, jamás nadie lo ha hecho,

Ella me hizo subir al cielo, verla entre mis piernas fue tan erótico, pero sentir la calidez de su boca rodeando mi miembro, merece la gloria. Me levanto y la busco por todo el despacho, pero no la encuentro. Qué extraño, seguro que despertó y está con Yui en estos momentos, esas dos son inseparables. Busco mi ropa y me la pongo, camino hasta mi escritorio y sonrío al pensar como la tenía a mi merced, pero algo llama mi atención, el anillo de compromiso que le regale a Kagome está sobre una nota. Tomo la nota entre mis manos y la desdoblo, la letra de Kagome aparece frente a mis ojos.

Tal vez estés pensando ¿por qué el anillo de Kagome está aquí? Debería ese anillo estar en mi anular, sin embargo, como vez te lo regreso. Tengo que hablarte con la verdad, eres el único hombre al que yo he amado en este mundo, me hiciste vivir experiencias de las cuales te estaré agradecida de por vida, me permitiste entrar en tu vida y en la de tu hija. Descubrí lo que es amor maternal gracias a esa hermosa criatura, esa pequeña vida que siempre merece sonreír. Cuando todos estos sentimientos llegaron hacía mi sentí miedo, porque nunca antes nadie había levantado todas estas emociones en mí, luché por no dejarte entrar en mi corazón, sin embargo, tu como todo un dios griego entraste derribando todas mis perspectivas. Siempre soñé con casarme de blanco en una hermosa playa, porque cuando me propusiste matrimonio sentí que la felicidad no podía existir de esa manera en la cual la sentía, luego me hiciste tu mujer. Tuya, porque no soy de nadie más y nunca lo seré, tú eres el único que tendrá mi corazón y mi cuerpo siempre. Inuyasha, rompo todo contacto contigo, no te quiero volver a ver en mi vida, no somos nada, vuelves a ser soltero, no me busques, no me llames y no intentes dar con mi persona, te lo prohíbo. Rehaz una vida con otra persona, no te estanques en un túnel, por favor se feliz, gracias por darme recuerdos que voy atesorar de por vida.

Att: Kagome Higurashi

Pd: Te amo no lo olvides.

Las lágrimas no tardan en llegar a mis ojos, ella no puede pretender hacerme esto, no puedo permitir que se vaya sin darme razones suficientes para hacerlo, no puede pedirme que no la busque cuándo la necesito como el oxígeno en mi vida, no me puede pedir que la olvide cuando es inolvidable, no me puede prohibir nada, cuando ella está acabando con esta relación. No puede pedirme que sea feliz cuando ella es mi felicidad. Tomo el anillo que tuvo ella en su anular y salgo con la esperanza de que siga en ésta casa, con la esperanza de que no se haya marchado que siga aquí, que no me haya abandonado.

—¡Kagome!—grito y ruego porque aparezca con una gran sonrisa y me diga que todo es una broma que ella jamás me dejaría—¡Kagome!—grito una vez más sintiendo como las lágrimas se acumulan en mis ojos.

—Ella se acaba de ir picaron—me dice Miroku apareciendo por la puerta del pasillo—le diste duro ya que sus gritos se escu... ¿qué pasa?—pregunta cuando ve mis lágrimas que no pude contener.

—Kagome me ha dejado—respondo con voz entrecortada.

—¿Qué?—pregunta asombrado.

—Luego te cuento, debo ir por ella—no espero su respuesta y salgo corriendo hacia mi coche, una vez en el avanzo sintiendo mi corazón romperse a cada segundo, la tristeza consumiéndome. Cuando llego al templo bajo corriendo y toco la puerta. La señora Higurashi aparece por ella.

—Inuyasha cariño ¿cómo estás?—pregunta con una sonrisa amable.

—Kagome se encuentra?—tal vez estoy siendo descortés pero tengo que saber dónde está.

—No, ella salió temprano y no ha vuelto, pensé que estaba contigo—me responde pensativa.

—¿Puedo quedarme a esperar?—pregunto temeroso.

—Claro, pasa—abre la puerta y entro, la señora Naomi me informa que Sota y el abuelo están durmiendo. Tomo asiento en uno de los muebles y espero paciente que Kagome aparezca por esa puerta.

Han pasado horas y nada de ella, la señora Higurashi se está poniendo nerviosa y yo más preocupado no puedo estar, miro el reloj y son las once de la noche, maldición casi es media noche y no hay rastros de ella. Mi celular suena y lo tomo de inmediato.

—Taisho—respondo rápidamente sin detenerme a mirar de quién es el número.

—Soy Sango, Inuyasha—me quiero golpear por no pensar en Sango cuando ella ha sido una de las personas más preocupadas por Kagome desde que desapareció hace cuatro días—tengo algo que decirte—me levanto del mueble y camino dando círculos en la sala de la madre de Kagome.

—Yo también—le digo antes de que siga hablando.

—Habla tú primero—me anima.

—Kagome estuvo hoy conmigo, disculpa por no llamarte de inmediato, pero necesitaba espacio y necesitaba que ella me diga que es lo que pasa porque estoy demasiado nervioso, sin embargo, después de pasar un momento con ella nos dormimos sin darnos cuenta, me despierto y descubro que ella desaparece, me dejó una nota y el anillo donde me dice que me saca de su vida, ahora está desaparecida. Sango temo por ella, temo por la mujer que amo—un sollozo se escapa de mis labios.

—Kagome está en mi casa Inuyasha—el alivio viene de inmediato a mi cuerpo—pero por hoy no puedes venir a verla, ella necesita descansar—asiento siendo consciente de lo que me dice.

—Gracias Sango—ella está siendo un ángel conmigo.

—No hay porque Inuyasha—entonces cuelga.

—¿Sabes algo de mi hija?—pregunta Naomi nerviosa.

—Se quedará a dormir en casa de Sango—ella asiente—me tengo que ir—me despido de ella y me marcho a mi hogar pensando en una azabache que me trae loco. Cuando llego veo las luces encendidas, es extraño, mi madre duerme temprano y mi padre tuvo que viajar. Cuando entro veo la cara de mi madre demasiado pálida para mi gusto, cuando me fijo en la persona a su lado la mía también palidece.

—Hola Inuyasha—saluda ella, no puedo creer que este frente a mí—mucho tiempo sin vernos ¿Eh?

- ¿Por qué nos haces esto?-pregunta enojada mi subconsciente.

- No es mi culpa-respondo escondida detrás del mueble.

- Te voy a matar-amenaza y temo por mi vida.

- Mis lectoras no me dejarán morir, ¿o si?-sonríe maliciosa y yo salgo corriendo.

Espero que les haya gustado el capítulo.

¡Sayonara!

Kagome La niñera De Mi HijaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora