39. Ella no reacciona

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Kagome

—Mami, mami—escucho que alguien llama, pero lamentablemente todo está muy oscuro aquí—mami, mírame estoy aquí—giro y veo como una luz me ciega por minutos.

—¿Quién está ahí?—pregunto sin poder abrir los ojos.

—Soy yo—responde una dulce y melodiosa voz. Una voz de un ángel, esa voz no parece humana. Brinda tanta paz solo escucharla.

—¿Quién eres?—pregunto aturdida al ver a un pequeño niño de cabellos plateado y mechones azabaches. Sus ojos chocolates y es tan... Pequeño.

—Soy tu hijo mami—mi respiración se atora en mi garganta.

—Mi... Hijo—varias lágrimas salen de mis ojos.

Inuyasha

—Doctor, doctor dígame que estará bien—suplico cuando lo veo pasar.

—Haremos todo lo posible—responde mientras sigue a sus colegas.

—¡La perdemos!—grita uno.

—Rápido, se está yendo.

—Kagome... No me dejes—susurro con mi cara junto al cristal.

Kagome

—¿Por qué me dejaste?—pregunto con lágrimas en mis ojos y sollozando.

—Discúlpame mami, no quería dejarte, pero era necesario—murmulla el con voz ronca por el llanto.

—¡¿Por qué era necesario tu muerte?!—grito enojada—tenías que seguir conmigo y ser una familia. Eres mi bebé, ¿por qué te arrebataron de mis brazos?—pregunto dolida.

—Tenía que traer esperanza a la vida de todos los que conoces y de ti. No es culpa de nadie que esté muerto. Excepto de la maldad, esa es la única culpable mami—lloro y lo abrazo. Mi bebé es tan frágil y pequeño. Me quiero quedar así con él para siempre.

Inuyasha

—¡No está dando resultados!—mis ojos no dejan de brotar lágrimas.

—¡Kagome vive!—grita Sango llorando.

—¡Kagome!—grito—¡no te rindas amor!—lágrimas impotentes bajan por mis mejillas—¡lucha amor!—pero su cuerpo no reacciona.

Kagome

—Mami, creo que debo de irme ya—dice y niego rápidamente, no quiero que se vaya.

—No te vayas, no me dejes—ruego llorando.

—No me pidas esas cosas sabes que no puedo cumplirlas. Tú debes volver a la vida real. Inuyasha te espera, él está sufriendo mucho desde que tu cuerpo está en esa cama, ustedes son mis padres, los amo tanto a ambos, serás feliz mami, lo prometo—lo miro confundida.

—¿No estoy muerta?—pregunto confusa.

—Aún no mami, lucha, debes luchar y ser feliz. Debes superar mi pérdida mami, no quiero que entres en depresión por mi culpa y mucho menos que cometas una locura—lloro y lloro, no puedo dejarlo ir. No a él.

Inuyasha

—No funciona nada, ella no reacciona—escucho decir a uno de ellos y mi corazón no aguantara mucho.

—Ella debe de luchar, no te rindas Kagome—digo entrando a la habitación aun sabiendo que su corazón no hace nada por latir—¡sigan intentándolo!—grito lloroso.

—Ella está muerta señor—me dice uno de ellos y niego.

—Ella es una luchadora, ella no puede hacer esto, no ahora—susurro aun sabiendo que todos me escuchan.

Kagome

—Hijo, mira esa hermosa luz—susurro mirando esa luz que trae consigo paz y calma mi dolor.

—Huye mami, tienes que volver con los vivos—niego-vete.

—No me iré sin ti—digo sin resignarme a perderlo.

—Tienes que volver, prometo visitarte pronto, pero vuelve con los vivos mami, estas por cruzar la línea que conecta la muerte. ¡Vete!—sin saber que hacen mis pies se alejan de la luz.

—Ella es una luchadora, ella no puede hacer esto, no ahora—la voz de Inuyasha se escucha tan cerca y lejos a la vez. La luz me alcanza y me dejo caer en la inconsciencia.

Inuyasha

—Vamos pequeña tu puedes—susurro sin despegarme de ella.

—Señor está muerta—me dice uno de ellos.

—¡No!—grito enfurecido—¡ella volverá!—grito nuevamente. Las maquinas comienzan a pitar y a emitir sonidos extraños.

—I...nu...ya...sha—dice esa voz dulce que extrañaba oír. Mi corazón se para por unos cuantos segundos y toda la habitación queda en absoluto silencio.

—Ka...go...me—mis ojos no creen lo que ven, pero esos hermosos ojos chocolates me están mirando. Después de tanto tiempo me miran. Entonces reacciono porque todos los doctores están tan o más sorprendidos que yo—¡rápido hagan algo!—entonces ellos aún temerosos acceden a hacer su trabajo. Y aunque me dijeron que me largue de la habitación, de aquí nadie me saca, no, nadie me saca.

***

Han pasado alrededor de tres horas. Sango, Miroku, Naomi, Sota, el abuelo, mi madre Izayoi, mi padre Inu No Taisho, Sesshomaru y Rin se encuentran afuera esperando noticias, hasta Ayame está afuera junto a su novio que por fin me presento, Koga. Los doctores dicen que es un milagro lo de Kagome. Y yo les creo. Nunca antes había visto un corazón detenerse y luego renacer para volver a latir. Ella descansa y la veo tranquila. Su cara esta menos pálida, se ve tan hermosa, pero quiero que vuelva a despertar y susurrar mi nombre. La necesito demasiado. Mi mente la piensa desde que despierto hasta que duermo. ¿Qué digo?, si hasta la sueño. Mi cuerpo la aclama porque ella es su única dueña. Mi corazón la llora cada segundo que pasa donde ella no me mira, no me habla y no me toca. Me he dado cuenta que amo a ésta mujer de manera incondicional, en cuerpo y alma, en dolor y sufrimiento.

Mis dedos están entrelazados con los de ella y no la quiero soltar, quiero estar aquí para cuando sus bellos ojos se abran. Pero estoy tan cansado que sin darme cuenta caigo en un sueño muy cómodo.

Unos labios suaves, aunque no tanto, besan mi cuello lentamente. Se siente muy delicioso por lo que me quedo quieto, pero luego reacciono y abro los ojos sentándome en la camilla que estratégicamente comparto con Kagome. Mis ojos buscan al culpable de que ahora mismo no este durmiendo tan cómodamente, pero mi mundo se detiene al mirar a la persona frente a mí. Su cabello azabache se encuentra alborotado. Sus ojos brillosos. Y una hermosa sonrisa adorna esos increíbles labios que me encantan besar, morder y succionar.

—Ho...la, I...nu...ya...sha—sonríe—vol...vi—y creo que no hubo mejor momento para esas palabras.

Amores de mi life,
Pedazos de mi kokoro
Traigo aquí un nuevo capítulo, donde les entrego todo mi amor.

Ok mejor no hago poesía

¡Volví!

Yhiaaaaa

Espero ver en acción sus hermosos votos y comentarios, esos que adoro leer aunque no siempre pueda responder.

¿Cómo estuvo el despertar de kagome?

Su bebé le hablo
¡Que emoción!.

Sayonara...

Kagome La niñera De Mi HijaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora