42. Esto es todo lo que deseo

3.6K 270 83
                                    

Kagome

Ha pasado cuatro meses desde que salí del hospital. Ya estoy como nueva. Hoy es el día del juicio y estoy nerviosa. Inuyasha está que tiembla de los nervios y no es de menos, vamos a pelear la custodia de su vida, de todo su mundo... Su hija. Trato de calmarlo, pero la tarea es casi imposible.

—Trata de calmarte amor—susurro despacio para que él escuche mi voz.

—No puedo—responde sin muchas ganas.

—Pero tampoco puedes presentarte de esta manera—pasa sus manos por su cabello y me mira preocupado—todo saldrá bien—murmuro tomando su rostro en mis manos.

—Tengo miedo—lo abrazo aspirado su aroma varonil.

—Todo saldrá bien. Confía en lo que digo—él me aprisiona más a su cuerpo.

—¿Qué tienes que puedes calmarme en momentos así?—yo solo beso su cuello.

—Que me amas—él ríe y camina junto a mi hasta el coche.

En estos cuatro meses no hemos tenido noticias del paradero de Kikyo. Aunque eso me mantiene alerta, decidí que voy a vivir cada momento porque puede ser el último. Solo espero que la encuentren y que pase cada segundo de su vida en prisión. Yo lo siento tanto por Yui, ella no merece que su madre sea una asesina y una ambiciosa de lo peor.

En estos cuatro meses he estado yendo a ver un psicólogo. Las pesadillas estaban presentes los primeros meses. Siempre me despertaba llorando o gritando por mi bebé. Gracias al cielo he logrado mantenerlo a raya. Dejé de ir cuando mi terapeuta me dijo que debía olvidar a mi bebé, que él forma parte de un pasado oscuro que debí dejar atrás. Aunque quisiera (cosa que jamás pasará), no voy a poder olvidar esa bella criatura.

Inuyasha me ha estado apoyando en todo momento, cosa que agradezco. Además de que gracias a Yui y Shippo el tiempo pasa volando y yo jugando con esos dos encantadores niños. Sango tiene seis meses de embarazo y está más preciosa que nunca. Su bebé será niña y apuesto a que una hermosa.

Cuando llegamos coloco mi mano encima de la de Inuyasha como muestra de apoyo. Miroku y Sango están esperándonos en la entrada.

—Inuyasha—saluda Miroku abrazándolo y murmurando algo para que solo el escuche.

—¿Cómo sigue mi sobrina?—le pregunto a Sango con una sonrisa.

—Muy inquieta—responde reluciente.

—Se parece a la madre entonces—las dos reímos y vemos a nuestros chicos venir a nosotras.

—Ya es hora de entrar—nos hace saber Inuyasha y camino hasta él y beso sus labios con suavidad

—Tranquilo—me da una sonrisa de boca cerrada y caminamos a nuestros lugares.

Estamos esperando a Kagura y nada que llega. Todo se vuelve murmullos y el juez pregunta por ella, pero nadie sabe. Inuyasha me mira confundido y yo solo me encojo de hombros.

—Viendo que la demandante no se presentó. La custodia queda en manos del padre de la niña, Inuyasha Taisho—lo miro sonriente y beso sus labios de felicidad.

—Te dije que no tenías que preocuparte por nada—murmuro contra sus labios.

—¿Eres bruja o algo por el estilo? —pregunta él ya en un tono juguetón.

—Tal vez solo con un hechizo fue que pude tenerte—su sonrisa es tan perfecta que por unos minutos me pierdo en ella.

—No lo creo—contesta—creo que fue el destino que te tenía preparada para mí—susurra en mi cuello.

Kagome La niñera De Mi HijaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora