17. Me está ayudando en algo

5K 378 34
                                    

Kagome

Cuando Inuyasha me besa con tanta pasión y desesperación mi razón no funcionaba, sus labios me tienen adicto a él, yo no soy así, está a sido mi primera experiencia sexual con un hombre. Inuyasha se está convirtiendo en mi primer todo. Mi primer beso, primer novio, primer acto sexual y muy posiblemente... Mi primera vez. Estoy segura de que lo amo, no hay más explicación para esto, nunca dejaría que alguien me toque como él lo hace, cada toque o caricia que le proporciona a mi cuerpo es como hacerme volar sin alas, todo con él es más que perfecto. No pongo objeción cuando sus labios toman mis pechos y los deleita con su boca en ellos, pierdo todo tipo de razonamiento lógico, es como mandar a mi cerebro fuera de mi cabeza cuando él está cerca.

Gemidos que no sabía que podían salir de mis labios salen, Inuyasha es mi perdición, pero es ese tipo de perdición que todos queremos en nuestra vida. No sabía que mi vida podía ser tan interesante, desde que Inuyasha entro en mi vida ahora soy una nueva historia, escuchar sus gruñidos me hacen entrar en un mar de placer indescriptible, una sustancia única.

—Ka...gome—un gemido se escapa de sus labios y yo solo sigo estable en el escritorio gracias a mis manos las cuales las tengo sujetas de la orilla del escritorio agarrándome fuerte.

—Papi—la voz de Yui y la puerta abriéndose hace que Inuyasha y yo palidezcamos.

Yo soy la primera en reaccionar y salir de mi estado de shock, abrazo a Inuyasha y hago que ambos nos lancemos detrás del escritorio. ¿Dolió la caída? No sé, pregúntalo a mi cuerpo el cual llora en silencio. Digamos que mi fabulosa idea término muy mal por mí, ¿por qué? Inuyasha terminó aplastándome, siento mi cuerpo adolorido, muy adolorido.

—Papi—la voz de Yui me saca de mi concentración en los dolores de mi cuerpo.

—¿Si hija?—Inuyasha saca la cabeza para ver a Yui, agradezco a todos los dioses de todas partes porque el escritorio de Inuyasha tapa todo nuestros cuerpos.

—¿Has visto a Kagome?—Inuyasha me da una mirada que hace que me sonroje.

—Me está ayudando en algo... Te la mando pronto—sus palabras tienen doble sentido en cual solo yo puedo descifrar.

—Le dices que no tarde mucho—siento los pasos de Yui más cerca.

—Claro hija—habla nervioso Inuyasha.

—Papi, ¿está no es la blusa de Kagome?—ambos nos tensamos al escuchar su pregunta.

—No hija, te pido que salgas, tengo que terminar el trabajo—solo escucho como se cierra la puerta, Inuyasha corre hasta cerrarla con seguro y yo me levanto.

—Por un momento pensé que nos iba a descubrir—hablo sonriendo, Inuyasha me mira con pura lujuria, mi mirada baja hasta la suya. Se me había olvidado que estoy sin nada arriba, por inercia cubro mis pechos con mis manos, el estúpido de Inuyasha me mira divertido.

—¿Por qué te cubres?—lo fulmino con la mirada.

—¿Me pasas mi sujetador y mi blusa?—pregunto más enojada de lo que pretendía.

—Solo si me das un beso—me hace pico de pato haciendo que suelte una sonora carcajada.

—Nada de besos, eso es peligro si estamos solos—las palabras salen de mis labios antes de que pueda detenerlas.

—¿En serio es peligro?—dice acercándose más a mí, yo retroceso hasta que estoy atrapada por la fría pared.

—Inuyasha basta—él sabe que no quiero que pare, por el brillo en sus ojos me hacen saber. Nunca pensé que hubiera un Inuyasha juguetón, ahora que lo veo lo hace ver más joven y reluciente.

Kagome La niñera De Mi HijaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora