27. ¿Desapareció?

3.1K 268 9
                                    

Inuyasha

Desesperación.

Es todo lo que siento en este momento, mi corazón está trabajando a mil por hora. ¿Cómo fue que todo se complicó de una manera tan jodida cómo lo está ahora? Sigo haciéndome la misma pregunta durante algunas dos horas, todavía no le encuentro explicación a todo esto, no sé qué diablos me pasa, pero tengo que encontrar a Kagome cuanto antes o voy a morir de un paro cardíaco.

Kagome, su nombre se repite en mi cabeza como si fuera una canción. Esa pequeña azabache me ha robado la razón y me ha tocado el corazón de una manera tan fuerte que hay veces en las que duele amarla como lo hago, todo sería tan sencillo si simplemente me olvidara de ella, pero no, mi corazón y mente la reclaman para poder tener paz.

Salgo de la mansión como alma que se lleva el diablo y me monto en mi coche, mis sentidos están bloqueados y solo quiero saber el paradero de mi pequeña azabache, de mi pequeña Kagome.

Creo que me he saltado algunos semáforos, pero no me importa si con eso puedo saber dónde está mi pequeña. Cuando llego a la casa de Sango la veo sentada en un banco que hay enfrente de la casa y mágicamente Miroku está aquí.

—¿Qué paso?—es lo primero que pregunto al estar frente a ella. Sus ojos están rojos de tanto llorar al igual que su nariz, su cabello alborotado, está pasándola realmente mal.

—Desapareció—solloza—y lo peor es que no quiere que la busquemos—se lamenta en brazos de Miroku mientras él palmea y soba su espalda.

—Explícame porque no estoy entendiendo nada—sugiero al borde de un colapso mental—¿dónde demonios está Kagome? —Sango me mira triste.

—Toma, creo que debes leerla—me entrega una carta y rápidamente la leo.

Solo te diré que no me busques, nunca me encontrarás, olvídate de mí y cuídate, te amo Inuyasha... Wildest dreams.

Miro nuevamente la nota y sus últimas palabras no las entiendo ¿Wildest dreams? ¿qué quiso decir con eso?, la leo una vez más y no comprendo.

—¿Wildest dreams?—Sango levanta la mirada y responde.

—Es una canción que le gusta mucho, la canta Taylor Swift, creo que tendrá más significado cuando la escuches—asiento en comprensión a lo que dice.

—Necesito que me prometas que si sabes algo me lo haga saber por favor—ruego y ella asiente, me despido de Miroku y salgo fuera de aquel lugar.

***

Tengo todo el día en la empresa y no me he podido concentrar en nada, todo lo hago mal el día de hoy, estoy agotado mentalmente, tocan la puerta y grito que pasen. Ayame entra como toda una diva con una taza de café en sus manos.

—Creo que te va a caer bien—me sonríe y por primera vez en estos años logro visualizar a la Ayame que conocí cuando entró a trabajar.

—Muchas gracias, lo necesitaba—suspiro y recargo mi cuerpo del espaldar de la silla mientras tomo un sorbo del delicioso café.

—¿Qué te preocupa Inuyasha? —sus ojos verdes me miran curiosos e interrogantes.

—Muchas cosas—alargo un suspiro cansado y de impotencia.

—Sé que nuestra relación termino en mal estado, pero quiero que sepas que no te guardo rencor ni a Kagome, me comporte como una chiquilla y no pensé las cosas bien. Siento todo el mal rato que les hice pasar, aun no comprendo que me pasó por la mente para actuar de esa manera, Kagome es una gran mujer y me hizo ver que estaba actuando de una forma infantil y se podría decir que hasta cruel, nunca he querido tu mal Inuyasha, perdóname, estuve en un gran error espero que podamos volver a ser buenos amigos cómo en nuestros tiempos, donde no había amor de por medio, solo un jefe y una secretaria con buena comunicación amigable—me sonríe y yo hago lo mismo, esta es la Ayame que conocí tiempo atrás, es bueno que vuelva justo en un momento como este.

—Es bueno saber eso Ayame.

—Conocí a alguien—sus mejillas se tornan rojas y se adorable, pocas veces la vi sonrojarse.

—¿Ha si?—pregunto indiferente.

—Bueno... Lo conocí cuando iba a tomar el tren que me llevaría a casa, resulta que hice que su traje se estropee por mi torpeza sin saberlo, vivimos en la misma calle y...

Una boba sonrisa se divisa en su rostro, ella está enamorada, apuesto que esa es la cara que tengo cuando Kagome se encuentra frente a mí. Entonces vuelve su nombre a repetirse en mi mente, me odio por no hacer nada que pueda impedir que su nombre se repita como una canción de cuna en mi mente. Me siento verdaderamente patético por sufrir por alguien que se marchó sin mirar atrás y detenerse a pensar en si sería buena idea dejar este amor.

—¿Qué sucede Inuyasha?, haz estado todo el día en otro planeta—Ayame se ve preocupada.

—Todo y nada—respondo en un suspiro pesado.

—¿Kagome? —sonrío nostálgico.

—¿Tan obvio es? —pregunto y ella asiente—desapareció.

—¿Desapareció? —pregunta preocupada.

—Ella simplemente me dejó, se marchó, se marchó después de darme uno de los mejores días de mi vida. Después de repetirme que me ama. Después de hacer el amor conmigo se marchó. Y lo peor de todo es que solo dejo una miserable nota diciendo que no la busque, sin darme razones o motivos de por qué se fue de mi vida, dejando el anillo que puse en su anular, y diciendo que me ama en la carta. Se marchó como toda una cobarde, y lo peor de todo es que me siento estúpidamente patético de estar sufriendo por ella cuando ella me dejo muy en claro que no quería volver a saber de mi existencia, nadie sabe lo doloroso que fue leer esa carta, como me desgarró en un segundo. Llevo días sin saber de ella y siento que voy a morir en cualquier instante. Extraño todo en ella, la amo demasiado y me duele que haya preferido dejarme—la voz me suena entrecortada.

—No eres patético Inuyasha—me aclara enojada—solo estás enamorado, amas a Kagome, pero yo creo que debes de luchar por ella, no te rindas hasta que sepas que no te ama y eso es algo que veo imposible, no cuando sus ojos brillaban cuando te veía—logra sacarme una sonrisa.

—Gracias—ella asiente y energética se levanta de la silla.

—Por cierto, te enviaron esto—me pasa un sobre que pongo encima del escritorio.

—¿Cómo van los arreglos del aniversario?—pregunto abriendo el sobre.

—¡Están estupendos! —grita dando saltitos—este será el mejor aniversario jamás visto en la historia de los aniversarios—sonrío.

—Oh diablos—mascullo enojado.

—¿Qué sucede? —se acerca y le muestro el sobre—oh no.

—Es para pelear la custodia de Yui—digo aun sabiendo que ella lo leyó.

Kagome La niñera De Mi HijaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora