Capítulo 8: El es mi novio Víctor (Parte 1)

159 8 0
                                    


"No estás sola, estoy yo para lo que necesites.

Si querés los chocolates

Abrime que me congelo :c"

Miro afuera y como por arte de magia Theo se encuentra a menos de un metro de distancia separados por la puerta de vidrio.

En sus manos trae tres chocolates tamaño: me caso con vos ¿donde firmo?

Lo dejo pasar mirando el tan codiciado néctar de la vida color marrón y como puedo hago una mueca que se asemeja a una sonrisa.

Le abro rápidamente y hace un puchero divertido y me acusa –mala, no me querés ver pero traigo chocolates y me abrís sin dudar- hace que se apuñala el corazón con un chocolate.

-Perdón soy chocoholica- lo dejo pasar, se que está haciendo una risita que me deja media tonta al escucharlo.

-como te sentís- me pregunta un poco vergonzoso.

Levanto la mano con el chocolate –ahora mejor- se ríe, no me importa si se ríe de mí, es tan lindo que se lo permito.

Agarra el chocolate más oscuro –este lo vamos a usar para tomar chocolate caliente y estos- señalas los que sobran hace que mira un reloj imaginario en su muñeca –los podes comer ahora-

Lo miro sonriendo un poco mi cara esta tensa de tantas lágrimas. Se mueve por mi cocina tratando de encontrar los utensilios para preparar el chocolate, no puedo dejar de mirarlo estoy hipnotizada, sus movimientos sutiles, sus caras pensativas y ese cuerpo de infarto.

No puedo dejar de apreciar toda su anatomía, espalda ancha, brazos formados pero no exagerados, piernas largas y un culito que cualquier mujer envidiaría.

-Mandy me escuchas- hace señas con las manos - donde están las tazas- pregunta.

Se dio cuenta que lo estoy mirando muy embelesada porque me está preguntando algo y no puedo responder, estoy embobada Dios ¡que vergüenza!

-E eestan en la alacena, la primera- digo tartamudeando como si nunca hubiésemos intercambiado palabra. ¡Quiero hacerme un harakiri con una cuchara!

Sirve las tazas y se acerca, si antes me quería casar porque trajo semejante chocolates ahora nos podemos morir juntos, abrazados.

-Te veo mejor- me dice serio.

-No me jodas, tengo ojeras de panda sin contar el delineador corrido, la nariz de Rodolfo y el pelo como un nido de pájaros. No está bueno mentir- lo acuso con mi dedo índice.

-No importa cómo te veas, digo que ya no estás tan encerrada o te escondes del mundo y por lo menos hablas de corrido- me rio a carcajadas, sabe que estuve evitando a todos durante la semana.

-Tenes razón- miro al piso apenada –tengo que dejar de lamentarme por lo que me pasa y enfrentar las situación, no puedo suspender mi vida por otra persona-

-Esa es mi vecina, mi amiga de facebook y Mandi- extiende una sonrisa de oreja a oreja, levanta la mano para chocar los cinco sabe que me molestan los apodos.

-Hagamos una cosa, te invito al cumple de un amigo que lo hace en mi casa porque, bueno es complicado si venís te vas a enterar. Solo vamos a tomar algo y después salir a bailar ¿Qué te parece?- me mira expectante no se que decir.

-Se que suena raro pero podes traer a tus amigas nunca sobran las chicas- se ríe entre dientes.

-Mmm les voy a preguntar y te aviso- entrecierro los ojos.

-Preguntales ahora - no dejo de mirarlo sospechosamente y agarro el celular, como ya me lo esperaba no había terminado de escribir y ya me habían dicho que si, por supuesto la primera fue Sam seguro quiere ver a Mateo.

Un balcón entre tú y yo © TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora