Capítulo 1: Esa boca roja

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-¡Tenés labial rojo en toda la boca!- exclamé lo más alto que me salió. Algunos vecinos del piso salieron a ver qué pasaba. –Dejame pasar- ya estaba muy enojada, caminaba como poseída por el departamento hasta llegar a la habitación y ver quien le dejo la marca roja en la cara a este maldito.

Al entrar la veo acostada en Mi cama, con Mi almohada, tapada con Mis sabanas y la sangre me empezó a hervir.

-Quien carajo sos y que haces en mi cama con mi novio- le pregunte ya sacada de quicio. Manuel quería pararme como fuera posible pero con solo mirarlo lo callé.

-Soy Anabelle y no es muy difícil de imaginar lo que hago acá- la muy maldita ni titubeo en responder.

-No puede ser-exclamé exasperada –es la muñeca maldita de la película ¿no?, decime que no es verdad- ya empezaba a sentir la presión baja.

-Mandi no es lo que crees, yo no se como paso esto- se digno a decir.

-Yo solamente vine por una carpeta que me olvide, hace 20 minutos me fui. No lo puedo creer como me traicionaste, como pudiste caer tan bajo. Yo te amo- puse mi mano sobre mi frente, esto no podía estar pasando ahora.

-Yo también te amo Mandi dejame explicarte-escuchaba sus palabras y no me pude contener lo cachetee un par de veces.

-No me vuelvas a hablar en tu vida los nuestro se termina acá, cara dura- agarré la carpeta y salí sin volver a verlos. Ya buscaría tiempo para volver por mis cosas.

10 minutos antes...

-Amanda la carpeta que te pedí para la reunión de las 10 no la encuentro- me dice mi jefe un poco alterado.

No lo puedo creer me olvide lo mas importante en el departamento, como se me pudo pasar. Tengo que encontrar la manera de traerla. Me acorde que Manuel seguía en el departamento, busque mi celular y lo llamé como siempre la tecnología no colabora cuando estás en apuros o el receptor no te atiende. Estaba un poco desesperada por no decir mucho ya estaba entrando en pánico hasta que apareció mi amiga y colega Samantha.

-Mandi te veo al borde del colapso, yo te llevo en mi auto a buscar la carpeta-me dice muy rápido.

-En serio harías eso por mi-le pregunto casi llorando.

-Si, pero esto no es gratis ya lo sabés-casi rio ante mi nerviosismo.

-Si ya me lo suponía, ya se con que pagarte-le respondí agarrando mi teléfono-chocotorta para la vaca de mi amiga-se rió y supe que acerté.

Salimos corriendo porque faltaban 20 minutos para la reunión. Mi casa no quedaba lejos pero no iba a correr con tacos estoy colapsando pero tampoco da romper un taco por dicho acontecimiento. Nos pusimos en marcha y las 15 cuadras las hicimos en 5 minutos. Gracias Dios porque no pusiste palos en mi camino, digo autos ya estoy alucinando.

Corrí hasta la entrada el portero Pedro me saluda como siempre esta vez un poco sorprendido porque estoy volviendo 20 minutos después de salir. Lo miro con cara de corderito a punto de ir al matadero y apretó el botón del ascensor. El mundo conspiro para que no tenga que esperar el ascensor, salta por dentro. Apreto el botón numero 5 y me doy cuenta que no tengo la llave.

-No, no puede ser más tonta no puedo ser- me doy cuenta que estoy transpirando-desodorante no me falles no tengo tiempo de cambiarme-me hablaba como loca sola, menos mal que el viaje era corto.

Rogaba para que Manuel estuviese todavía en el departamento o me daba por despedida. Llego a la puerta y toco varias veces seguidas. Se escucha un –ya voy- miro mi celular la hora y me repito-estoy bien, lo puedo hacer-me abre Manuel y todavía mirando el celular.

-Me olvide la carpeta mas importante, no puedo creer al grado de tarades que desarrolle hoy-lo miro y noto que tiene toda la boca roja, pero no roja hinchada o roja mermelada/jalea, es rojo labial. Sin mas que ver le grito y le grito.  

Se me vino el mundo abajo, el pedacito de mundo que construí junto a él, los tres años que tanto nos costó construir. Baje el ascensor llorando pero conteniéndome de no romper nada ya que el ascensor no tenía la culpa. Pedro me miro y no dijo nada, el ya sabía lo que tramaba Manuel sentí que me traicionaban los dos. Tendría que llamarse Judas por traicionero.

Me subí al auto se Sam temblando como una hoja a punto de caer del árbol. Con los mocos saliendo desenfrenados.

-¿Qué te paso? ¿Por qué lloras?-se altero ante mi falta de palabras.

-Me engañó y encima con la muñeca maldita- dije limpiándome con el dorso de mi camisa ya no me importaba estar transpirando como un cerdo o mancharla con maquillaje.

-¿Qué? No entiendo nada Mandi habla más claro-me mira fijo.

-Me olvide la llave y me abrió Manuel con labial rojo en la boca, asqueroso. Salí hecha una fiera hasta la habitación y me encontré con una mujer morena bajo las sabanas, le pregunte quien era la muy descarada me dijo que se llamaba Anabelle-la miro con el seño fruncido ya sabía que se iba a reír pero lo disimulo con una mueca de compasión-que tenía que suponer que hacia ahí-no aguante y volví a llorar.

Me abraza fuerte desde su lugar de piloto-lo voy a matar como le prometí el día que empezaron a salir si te hacia algo-la miré con ilusión necesitaba su consuelo.

-Vámonos ya el jefecito debe estar echando humo ahora mismo-me sequé las lagrimas y ella avanzó. En el camino le pedí quedarme un par de días con ella hasta que encontrara un lugar donde quedarme.

-No te preocupes "mi casa es tu casa"-dijo con acento inglés, no tenía ni ganas de reírme de sus tonterías-yo te busco tus cosas mañana y de paso le dejo un regalito en el departamento-se froto las manos cual villana creando un plan.

-Gracias por estar y hace lo que quieras con ese imbécil-nos bajamos ya recuperando la compostura. El trabajo es el trabajo y no iba a dejar que me echaran por problemas con mi pareja, digo ya mi ex desde hace 5 minutos.

Dejo la carpeta en la gran mesa de reuniones y me dedico a llorar en el baño hasta la hora de salida. Que patética me siento tendría que estar un poco mejor, sentía que nuestra relación no era la mejor ni la más amorosa pero estábamos juntos o eso pensé...

Un balcón entre tú y yo © TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora