La miro, la vuelvo a mirar.Es hermosa.
Esta dormida en mis brazos, su respiración es suave, tiene el pelo un poco revuelto, restos de maquillaje se apoderan de sus ojos. Me encanta verla así de relajada. Me encanta tenerla cerca. Ese perfume sutil y el olor de su piel me relajan.
La semana pasada fue una de las peores de mi vida.
La confusión que se generó con Vicky me dejo por el suelo, lo único que sabe es generar problemas. Ya no sabía cómo aclarar la situación con Mandy, me desesperaba la idea de perderla para siempre. Le había prometido que no la iba a lastimar y ahí estaba yo cagandola como el mejor. Todos los días la espere para encontrármela en el pasillo, pero nada. Se escapa de mí y mis torpes formas de darle una explicación. Hasta cerró la ventana que da al balcón, su refugio como yo lo veo. Eso sí era grave, cuando la veía sentada contemplando sus plantas y flores era una cosa majestuosa, su lugar para despegarse del mundo por un ratito.
Hablar con Mat me tranquilizó un poco, solo un poco. Deje de insistir para darle un poco de espacio, pero mi guardia fuera de su departamento no cesó, y tampoco resultó. Estoy seguro que salía antes para el trabajo y volvía mucho después.
Ahora sí que le debo una grande a Mat y a Sam sin ellos hoy no estaríamos juntos otra vez.
La sigo mirando porque sus facciones me hipnotizan. No es solo cuando mueve sus pestañas cual mariposas aleteando o cuando me sonríe tímida porque le digo algo que la pone nerviosa.
Me encanta cuando duerme y me deja cuidarla.
Tiene unas pequitas diminutas que solo se aprecian a la distancia que yo me encuentro, a dos centímetros. Ahora si soy buen stalker. Su labio tiene una cicatriz casi invisible, le voy a tener que preguntar que le pasó porque quiero saber todo de ella.
Un ojo color miel se abre levemente, rápidamente lo vuelve a cerrar, sé que está cansada y seguro tomó bastante en el casamiento según mi informante. Es tarde para levantarnos, pero es domingo y como el deber no llama hoy nos podemos quedar todo el día en la cama.
Mi teléfono vibra en la mesita de luz, un leve quejido se apodera de Mandy. Es un mensaje de Oli, quiere venir está encerrada desde el viernes, mis padres discutieron otra vez y la que paga los platos rotos es Oli. Ella no me dice lo mal que lo pasa, se me va de las manos, hasta no tener su custodia no puedo hacer nada porque son nuestros padres y hasta no tener todo listo ella no puede vivir conmigo.
-Oli viene en un rato- le digo, sé que esta despierta. Mis manos tocan su espalda a modo de masaje.
Freno para ver si abre los ojos. Abre uno y hace señas con la mano para que siga con el masaje.
-Yo sigo, pero como soy profesional necesito que se saque la remera señorita- levanto las cejas.
-Masajista pervertido y chantajista- se levanta la remera levemente.
Me tiro encima de ella para que no se mueva y levanto toda la remera para poder comérmela con la mirada.
Tiene un corpiño de esos deportivos, pero de encaje y encima blanco.
Control.
Autocontrol.
-Deja de mirarme- sus manos agarran las sabanas para taparse.
-No te tapes- la doy vuelta para poder empezar el masaje -ese short- mis manos están a centímetros de su redondo culito.
Su risita me desconcentra.
-Le digo a Oli que venga más tarde- le pregunto juguetón.
Le mando un texto rápido y vuelvo mis manos a ese cuerpo que me llama insistentemente.
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Un balcón entre tú y yo © TERMINADA
RomanceTras haber encontrado a Manuel engañándola, Amanda decide vengarse de su ex y con la ayuda de su amiga Sam lo logran, rápidamente se muda a un colorido departamento en medio de la ciudad. Desanimada pero consciente de que su vida tiene que seguir ad...