Esa misma tarde me dispuse a salir al balcón quería encontrarme con Theo como fuera pero también quería darle su espacio ¿y si él no quería verme o contarme lo que le pasaba? Me debatía entre preguntarle directamente o dejar que él quiera contarme.Está hablando por celular apoyando sus codos en la baranda. Parecía frustrado, sus brazos se movían cada vez que escuchaba algo que al parecer lo alteraba.
-No me digas que no podes porque te pago para eso- se escuchaba enojado, nunca lo había escuchado así nunca, ni siquiera la vez que nos conocimos.
No podía dejar de mirarlo, bueno parecía una potencial acosadora escondiéndose tras una regadera que ya no tenía agua, sin dejar de mencionar que lo había stalkeado en Facebook, es que todo en el reflejaba masculinidad e intriga. De los pocos hombres que me interesaron en mi vida él es el que sin ningún esfuerzo me atrae sin esforzarse en querer hacerlo.
Me golpeo mentalmente, no estoy escuchando lo que dice -que se que está mal- pero quiero saber que le pasa, estoy hasta las manos.
Corta la llamada y temo que me vea acosándolo, quiero hacerme invisible. Y se da vuelta y me ve, como si estuviera viendo a la cajera del supermercado –no me registra- me saluda fríamente con un hola que me deja petrificada.
Entonces es conmigo me digo. Le molesta mi presencia y no quiere ni saludarme, si seguro es eso.
-Hola- digo casi inaudible.Ya casi estaba entrando a su departamento cuando se da la vuelta y me mira algo avergonzado.
-Quise decir Hola- sacude la mano y me muestra una sonrisa un tanto escasa –estoy un poco distraído, perdón- ahora se dispone a entrar.
-Esperá- digo rápidamente –no querés comer conmigo- me mira sorprendido, no se lo esperaba –es que me encanta vivir sola pero el único momento que odio es cuando tengo que cenar y me siento un poquito sola y veo que vos también- me explico algo apenada.
Su mirada cambia un poco se vuelve más suave.
-Antes de que digas algo tenía pensado cocinar milanesas a la napolitana con puré- levanto y bajo las cejas reiteradas veces. Ya casi se ríe.
-Como negarme a esa propuesta y más si te sentís sola. Acepto- ya está por saltar el balcón.
-¡Para! Por la puerta por favor, como dos personas civilizadas- le señalo la puerta. Hace una reverencia y lo veo alejarse.
Corro como una colegiala hasta la puerta con una sonrisa de oreja a oreja y espero a que toque, la ansiedad me mata. No tarda más de 15 segundos en tocar y abro mirando mi reloj.
-Tardaste mucho en llegar- me quiero reír pero no lo hago.
-Si- mira su reloj imaginario –unos 15 segundos- pasa y me da un beso en el cachete esa no me la esperaba –justo en el corazón-
-Vas a tener que esperar a que cocine porque recién son las 7- digo sacando las milanesas de la heladera y las papas de debajo de la mesada.
-Te puedo ayudar, bueno si querés- me quedo sorprendida, no puede ser tan tierno.
-Sí, si querés podes pelar las papas- me río. Es lo único que requiere más trabajo.
-Donde tenés el pela papas- me pregunta distraído, lo saco del cajón y se lo paso. Empieza muy despacio casi sin ganas.
-Dame yo lo hago- le digo sacándole de las manos el pela papas. Nuestras manos se rozan y es la primera vez que me mira fijo desde que llegó.
-Perdón, estoy distraído en todo- se lava las manos –estoy con algunos problemas- dice mirando para otro lado.
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Un balcón entre tú y yo © TERMINADA
RomanceTras haber encontrado a Manuel engañándola, Amanda decide vengarse de su ex y con la ayuda de su amiga Sam lo logran, rápidamente se muda a un colorido departamento en medio de la ciudad. Desanimada pero consciente de que su vida tiene que seguir ad...