Capítulo 28: Me mentiste

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La rutina me está matando, la rutina y las ganas de que se termine este proyecto, antes solía pasarla bien creando ideas para las publicidades, ahora es más una obligación terminarla en la fecha estipulada.

Si bien el trabajo me agobia, Theo me tiene en otra sintonía. Estas últimas semanas se la pasa afuera, desde que se enteró lo de Victoria esta raro, como triste, pero a la vez culpable, raro de explicar.

Tampoco puedo negar que yo no me siento rara, los mensajes siguen llegando, y aunque le pregunté varias veces quien era, no me respondió, solo escribió un admirador. Le pedí por favor que dejara de mandar mensajes y me contestó no puedo.

Ya recurrí a agregarlo como contacto de WhatsApp para ver si tiene foto de perfil o algún nombre y nada, intente llamar al número varias veces y nadie respondió, tampoco quiero ser tan mal pensada y denunciar el numero porque quizás se trata de una broma.

A veces pienso que me observa de cerca cuando me dice que es lo que llevo puesto, estoy segura de que no me van a tomar la denuncia por recibir mensajes y no haber tenido contacto con el agresor, como que me parece nefasta pero la justicia trabaja así.

- ¿Queres ir a dar una vuelta? -le pregunto, mientras chequeo mis redes sociales.

-No puedo-

- ¿Por qué no podes? - ahora lo miro para ver sus gestos.

-Es que quedé con unos compañeros de trabajo para adelantar el último trabajo- me mira, desde su lugar en el sillón.

-Está bien, entonces le voy a decir a Sam que vayamos a la feria de artesanos- vuelto a mi celular, tecleo rápidamente.

No me escucha -me tengo que ir ahora- se levanta y ni me saluda -chau- desde lejos se escucha.

Entro a bañarme, necesito despejarme, ya se me está pegando lo mala onda.

Hago todo lento como para no pensar en otra cosa, me visto, me maquillo y peino tardando lo más posible. Mientras agarro la cartera, el celular vibra en la mesa de luz, Sam esta abajo.

-Vamos primero a tomar algo y después a la feria- me pregunta, solo asiento.

-Quiero uno de esos cafés nuevos que venden en el bar cerca del trabajo- dice Sam mientras caminamos para llegar al dichoso café.

-Yo quiero uno de esos batidos con crema arriba- ya lo estaba saboreando.

- ¡Uh mirá ese! - una señora con un batido de frutillas, decorado con frutillas y crema.

Cuando estábamos llegando al local, mis ojos se posan sobre el menú, todavía no decidiéndome que pedir.

Mis ojos se posan en la pareja que está sentada sobre la ventana, Theo y Victoria. Me quedo helada contemplando la escena, Sam se percata de que no la estoy escuchando. Mira donde estoy mirando y se queda igual o peor que yo.

Ya no podía ver hacia otro lado, mis oídos fueron invadidos por el sonido de mi corazón. Y si ya estaba sorprendida por lo que veía, el beso que vi a continuación me dejó peor.

-Me voy- di media vuelta, no soy de las que hace escándalo en medio de la calle, prefiero hacerlo puertas adentro.

-No, no- Sam me frena - ¿no le vas a decir nada?, porque voy yo y le digo de todo- sus ojos se sobresaltan.

-No Sam, esto no tiene más arreglo, el ya eligió y ahí tenes la prueba- una lagrima rodó por mi pómulo.

-Estas loca mujer-

-No, déjame a mi resolver mis problemas- di media vuelta y la apunto con el dedo -no te metas- me volví a mi departamento.

-Llamame, por cualquier cosa a cualquier hora ¿sí? - asiento mientras camino, pensando como tranquilizarme para no matarlo.

Un balcón entre tú y yo © TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora