Capítulo 39: Me voy

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Mi corazón latía desbocado, hacía mucho que no me sentía tan ansiosa.

El asiente, pero no me deja pasar. Hace las muletas a un lado y me sostiene con una mano en mi antebrazo, mientras dejo mi pierna enyesada sin apoyar.

Todo sucede tan rápido que creo caer de bruces al piso, sus manos se colocan tras mis rodillas y espalda y me transporta cuál princesa a su sillón. Lo miro atónita durante el proceso, no me esperaba tal atrevimiento. En el fondo me encanta el contacto físico que me da.

-Ahora si- dice y vuelve a la puerta a buscar las muletas.

Mis ansias crecen por lo que le voy a decir y se que todo puede cambiar.
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-Te quedaste muda- claramente nunca fui así, pero verlo irse por la medianera de balcón me dejo un mal sabor en la boca.

-No pasa nada- intenté no darle importancia.

-¿Como te sentis? Veo que estás mejor- mira mi pierna y mal que mal estoy haciendo todo el esfuerzo por moverme con más agilidad.

-Estoy mejor, gracias por preguntar- la respuesta sale seca, no me pueden culpar, no se en qué punto está nuestra relación, si somos amigos o dejamos de serlo.

-Traje unos chocolates- me muestra la bolsa.

-Gracias- no sé que las decir, si hablar del clima o preguntarle cómo le va, es frustrante la tensión que se palpa.

Ya sentados en el sillón su mano atrapa la mía. Miro nuestras manos y no me siento cómoda, se da cuenta y la suelta.

-Mandy, quiero preguntarte algo- sin rodeos, no me gusta esto.

Lo miro ansiosa -si decime- las palabras salen casi inaudibles.

-¿Que sentís cuando me ves?- lo miro atónita, me está pidiendo que sea sincera o que le mienta.

-Fer, sabes que te veo como un amigo- dudo lo que digo no quiero que me se enoje- ya te lo había dicho, hiciste muchas cosas por mí y te lo agradezco, pero no te puedo mirar con otros ojos, sabes que no- agacho la mirada, me siento como una nena que sus padres descubren haciendo una maldad y se decepcionan.

-Si lo se, pero con el tiempo quizas...- el siseo de sus palabras no me gusta.

-No Fer, te lo había dicho antes. No es algo que pueda cambiar, la siento acá- señaló mi corazón.

-Tenes razón, es solo que me aferré a la idea de que podíamos ser algo más- se nota dolido, pero no por eso voy a cambiar de padecer. El hombre que se acaba de ir por mi balcón hace que se acelere mi corazón con solo mirarlo, no me pasa lo mismo con Fer y es una lástima porque sé que no me lastimaría nunca.

-Perdón, no sé qué otra cosa decir, las cosas son así- siento culpa, pero me siento bien diciendo lo que realmente siento.

-Entonces tendrías que ir a buscarlo- me dice con media sonrisa.

-No es tan fácil. La confianza es algo que se construye y la nuestra es casi nula.

-Dicen que no todo se soluciona con amor, pero en su caso- puntualiza- están separados por culpa de terceros malintencionados que no los quieren ver juntos. Mandy no te cierres- mis ojos están a punto de colapsar.

Asiento porque no puedo responder, ya tomé una decisión que no le voy a contar por el momento.

-Miremos la peli que traje- vuelvo a asentir- hay no te sientas mal, el tiempo dirá. Estoy seguro que vas a ser muy feliz- señala- y con amigo como yo mucho más feliz.

No puedo contener las carcajadas, siempre fue gracioso y sabe cómo hacerle reír.

Miramos la película, por supuesto una de comedia y un rato después se fue.

Me dio tiempo a hablar con mamá y contarle mis planes para las próximas semanas.
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-¿Como te sentía?- parece que es lo único que me preguntas estos días. Aprecio la preocupación, pero prefiero que me pregunten del clima.

-Mejor- digo mirándolo detenidamente. Es lindo, muy lindo mejor dicho es hermoso. Esos ojos verdes rasgados, su pelo ligeramente alborotado, un poco largo y esos labios.

-Si estas acá es por algo ¿no?- asiento, el me da el pie para que empiece.

-Me voy- digo rapidamente, estrujándome los dedos.
Sus ojos se abren desmesuradamente con asombro y miedo.

-¿Que? ¿A donde?- sus labios son estrujados por sus dientes- no, no te vayas.

-Necesito un tiempo para desconectarme, es por unos meses.

Su cuerpo se acerca lentamente al mío, me da escalofríos. Quiero llorar.

-No te vayas- sus manos acarician mis cachetes, su mirada está fija en mis labios.

-Me voy a estudiar tres meses Theo, necesito salir de acá, me siento encerrada, necesito respirar- lo recorro con la mirada y me encanta lo que veo.

Sin creer lo que me dice -Lo entiendo- deja de tocarme, me siento vacía.

-Es lo mejor- digo más para mi que para el.

-Si, lo entiendo, lo único que quiero saber es si es por mi- lo miro incrédula.

-No- digo sincera. Ojalá pudiéramos estar tranquilos sin que nadie nos quiera separar - es por todo. Por mi, por el miedo que siento que si nos acercamos algo malo vaya a pasar.

Me mira fijo y me derrito de amor, porque amor es lo que siento por este hombre que veo frente a mi.

-Se que estás asustada, peor yo quiero estar al lado tuyo en todo, soy egoísta y no quiero que te vayas- me abraza fuerte- te amo tanto que no puedo estar lejos mucho tiempo, aunque sea desde lejos.

-Yo también te amo- es la primera vez que se lo digo- pero tengo que hacerlo.

Me mira como si no creyera lo que le digo. Mis labios reciben los suyos y me encanta la sensación, hace mucho que no siento ese calor interno. Sus manos hacen una especie de masaje en mi pelo y nuca.

Mis manos van a sus brazos, apretándolo, reteniéndolo. Deslizo mis manos a sus hombros, son fuertes. Me deleito con nuestro acercamiento, es refrescante. Mi pierna impide el contacto total y en parte agradezco que no llegue a tal intimidad no quiero cambiar tan rápido de parecer.

Separamos solo los labios para respirar con normalidad, no quería abrir los ojos y supongo que el tampoco porque seguía acariciando mi cara.

-Me tengo que ir- digo muy bajito.

-¿Cuando te vas? Digo a estudiar- su voz refleja melancolía.

-En dos semanas, cuando me saquen el yeso y pueda caminar.

-Te voy a esperar, voy a recuperar lo que teníamos, vamos a recuperar lo que teníamos - me mira todavía a cinco centímetros de mi cara.

Asiento porque gran parte de mi corazón el nunca se fue, está ahí marcado a fuego y también quiero luchar por lo nuestro y volver más fuerte y segura de mí misma.

Me ayuda a pararme y me acompaña hasta mi puerta.

-Chau- dice caminando de espaldas con las manos en los bolsillos.
"Chau" digo para mi. Cierro y suspiro tras de la puerta.

Me asusto con unos pasos tras de mí. Viene caminando desde mi balcón a paso rápido.

-Perdón, pero necesito un beso de despedida- y me deja con la pierna floja y la otra en el aire.

Abrazándome como nunca antes, sus labios me succionan el alma. Siento flotar y por un segundo me planteo no irme. Sus suspiros me dejan tonta, tengo que irme para pensar.

Y así como termina el beso, se va y me deja temblando como una hoja de otoño cayendo al piso.

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Hola! Se acerca el final y ya me pongo melancólica y llorona como siempre.
Es miércoles y tu cuerpo lo sabe!!!!
Besos
Lore❤️

Un balcón entre tú y yo © TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora