Capítulo 4-Una copa de vino

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Benjamín

Observé con admiración aquel auto, era de los buenos, de eso estoy seguro. Me encontraba realmente contento y satisfecho por el simple hecho de que voy a conducir aquel auto.

—Con diamantes, debo de admitir que tienes buen gusto cuando se trata de autos, te felicito. —ella me miró con una media sonrisa y dio un suspiro.

—¿Te gustan mucho los autos? —pregunta sentándose en el capó del auto.

—Sí, me encantan, de hecho estaba estudiando ingeniería automotr...—pero me callo al instante.

—Vaya ¿Por qué no seguiste con la universidad?

—No todos tenemos una vida como tuya, con diamantes. Tú por lo menos tienes padres que te han pagado la universidad. —digo seriamente.

—Mis padres no me pagaron la universidad—dice cruzándose de brazos—Yo misma obtuve una beca completa.

—¿Es enserio? Pues no parece que seas una cerebrito—digo con una sonrisa.

Ella iba a decir algo, pero fue interrumpida por un hombre de unos 50 años, su pelo medio canoso, su mirada despreocupada, es como una versión de Jake en su tercera edad y no hay que ser un genio para no darse cuenta de quien se trataba. Con diamantes se emocionó y corrió hacia él, aquel hombre la recibió con un fuerte abrazo, puedo decir que esa escena se vio muy amorosa y eso es algo que me enferma.

Luego de haber intercambiado unas cuantas palabras aquel señor me miró con una cara muy seria, de hecho, daba miedo. ¿Con diamantes sería capaz de haberle contado como soy con ella en realidad? Tenía que mantenerme calmado, pues si me pongo nervioso puede ser que no me gane su respeto y juzgando por los autos que se encuentran aquí tengo la sensación de que el señor es un amante de los BMWs y los Audis.

—Muy buen día, señor Robertson, es un gusto conocerlo, Soy Benjamín Green, pero puede llamarme Ben. Soy el nuevo chofer de su hija Lucy, estoy a toda su disposición.

—Un gusto—dice aun con su cara seria.

—Debo de admitir que usted tiene un excelente gusto por los autos que se encuentran en este lugar, son magníficos, elegantes y muy increíbles—pero de un momento a otro su mirada seria pasó a felicidad total y sus ojos brillaron como jamás han brillado.

—¿Tú crees? Ven, acompáñame para que veas esta hermosura de auto, quedaras impresionado al ver su motor—dice dándome la espalda para llevarme a ver el auto, la cara de con diamantes era de toda perplejidad. Al pasar al lado de ella le susurro.

—Creo que tengo tres puntos, con diamantes—le guiño el ojo y sigo a su padre para ver los autos que me quiere mostrar.

Luego de que Jacob me enseñara sus autos, me invitó una copa de vino, su hospitalidad me dejaba consternado, pues estaba frente a un hombre que tiene más dinero de lo que yo pudiera ahorrar y aun así es más humilde que esos ricachones que anda por allí.

—Es difícil encontrar a alguien de la familia que esté dispuesto en aquel tema de los autos, digamos que Jake no es amantes de los autos, cualquiera le da igual, el novio de Jennifer no habla de esas cosas y el novio de Lucy parece un maricón—dice pasándome una copa de vino—Disculpa la confianza pero soy así, ¿qué te puedo decir? Me emociono un poco.

—No se preocupe, señor, lo que usted diga no saldrá de mi boca, puede confiar me en mí—vaya respuesta.

—Así me gusta, siempre me he acostumbrado en hacer mis empleados parte de la familia, me gusta que estén cómodos conmigo, así que nunca me verás tratar a alguien como si no fuera nada—dice sentándose en el sofá.

Aceptando el amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora