Capítulo 9- ¿Qué le has hecho?

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Lucy

Bajé las escaleras con pesadez total, eran las 3:30 am y tenía que hacer mi labor en emergencias. Cuando llegué a la sala de estar pude fijarme que el Fumador estaba dormido en el sofá, así que me acerqué a él con intención de darle una patada para que despertara, pero se levantó de inmediato y salió de la sala de estar.

—Con diamantes, ¿Qué tal durmió? —pregunta sonriente. Oh como odio esa sonrisa.

—¿Por qué siempre tienes que estar sonriéndome? —pregunto fastidiada.

—Porque estoy de buen humor y me gusta fastidiarte, Con diamantes. —dice entrando al auto.

—Deberías dejar de sonreírme—entro por la puerta trasera del auto, me acomodo y cierro los ojos.

—Con diamantes, eso no sería divertido—hace un puchero—Oye, ¿Se puede saber a qué hora sales? Necesito hacer algunas cosas antes de recogerte.

—Quiero que estés en el hospital a medio día—observé su rostro desde el retrovisor y de verdad que estaba satisfecho.

Desde ese momento los dos no hemos hablado más, hoy sería un reto, con esa tirana dudo mucho que disfrute mi día.

Estaba ordenando todos los bisturís, cuando de pronto siento unas manos en mi cuello, di media vuelta decidida a apuñalar aquel que quiera hacerme daño, pero me detengo al fijarme que se trataba de Jane.

—Wow, casi me matas con esos bisturís, no deberías andar con ellos—dice sonriente.

—¡Jane! Casi me matas del susto. ¿Qué haces aquí? —pregunto respirando profundo.

—Hoy me asignaron este hospital, tengo exactamente un año sin venir en este lugar—dice sonrientemente—Aun sigo diciendo que tu accidente fue estúpido, es decir, ¿Quién se rompe dos piernas y se fractura el cuello intentando conducir? Solo Lucy Robertson.

—No me lo recuerdes, fue la peor etapa de mi vida—digo volviendo a mi labor de organizar los bisturís.

—Oye ¿tienes algo que hacer hoy? Las chicas y yo vamos a un bar en la noche—dice con voz cantarina—Al mismo bar que frecuenta ir Jiwoo Park.

—¿Así se llama tu vecino coreano? —pregunto sonriente, ella asintió—Vaya, si que estas encaprichada con él, no lo asustes.

—En realidad no quiere saber de mí, dice que soy molesta, hiperactiva y loca—saca un caramelo para metérselo en la boca.

—¿Lo estás acosando?

—Su comida favorita es el Jajangmyeon, suele ir al cine los sábados, no tiene novia, su gato se llama Hitler y sus familiares viven en Corea del Sur—me guiña el ojo.

—¿Estás consciente de que acosar a alguien es un delito?

—Ah, es policía.

—Realmente me asustas, Jane—digo negando.

Benjamín

Miraba aquellos documentos impaciente, demonios, no he logrado encontrarla, he dejado mis estudios por ella, estoy en Nueva York por ella y aun no sé de su paradero, y mucho menos sé del niño. Era algo que me ponía de mal humor, muy de mal humor.

Caminé hacia el auto y antes de que pudiera abrirlo allí aparece el odioso novio de Con diamantes, ahora tengo que lidiar con esto.

—Oye, bueno para nada, no vayas a buscar a Lucy, yo me encargo.

Aceptando el amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora