Capítulo 12-Y la besé

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Benjamín

Miraba mi reloj impacientemente, quería hacer esto rápido para poder ir a cenar, quería fastidiar a Con diamantes en la cena. Levanté mi mirada y vi como Jane corría hacia mí.

—Lamento la tardanza, hoy tuve que atender a un niño que tenía diarrea, no fue mi mejor día.

—¿Qué tengo que hacer realmente? —pregunto mirando aquel bar.

—Tienes que hablar con Jiwoo Park, embriagarlo y sacarle información que me sea útil.

—¿Eso no es ilegal? —pregunto cruzándome de brazos.

—No, no si intentas ser su amigo, así que vamos, mientras más temprano mejor. Tú hablas con él, yo me voy a esconder por allí.

Entré a aquel bar, solo tenía que buscar a un coreano, un simple coreano, pero el destino se empeña en hacerme la vida una miseria, habían como unos 20 asiáticos, no sabía cómo distinguir quién era quién.

Me acerqué al bartender y pedí alguna bebida suave. No sé cómo he llegado a esto.

—Hola, oye amigo, he venido a ver a Jiwoo Park, ¿Sabes donde está? —le pregunto con una sonrisa.

—Es ese de allí, él policía—me señala a un policía asiático quien estaba bebiendo cerveza. Un maldito policía.

Me acerqué lentamente, tengo que tener alguna estrategia para ganarme su confianza, pero ¿Qué puedo hacer?

—Oye, viejo ¿Cómo se siente ser policía? —le pregunto sentándome a su lado.

—¿Me hablas a mí? —pregunta con indiferencia. ¿Cómo alguien como Jane puede estar enamorada de un tipo que no demuestra emoción en su rostro?

—Sí, claro, es que jamás he hablado con un policía, así que me gustaría saber cómo se siente ser uno.

—Bueno, pues veo gente muerta casi todo el tiempo, es algo que me apasiona—dice dándole un sorbo a su cerveza. Este tipo da miedo.

—¿Fumas? —pregunto sacando un cigarrillo.

—Sí, pero en este lugar no se puede fumar.

—Bueno pues te invito una copa, estoy feliz el día de hoy—pobre de mi billetera.

Teníamos como una hora aproximadamente bebiendo tequila, bueno, él era que estaba tomando porque yo no quería emborracharme, ahora se le veía más calmado, digamos que es el efecto del alcohol.

—Y yo le dije: No, no puedes quedarte con el reloj del cadáver, pero mi compañero no le importó y se lo llevó, fue algo estúpido, casi va a prisión por eso—dice riéndose.

—Que ironía—miro mi reloj—¿Quieres ir a fuera para fumar? Me hace falta.

—Vamos, también quiero fumar.

Salimos por la parte trasera del bar, donde se encontraba toda la basura de este, este era el lugar perfecto de sacarle información. Encendí ambos cigarrillos, le di uno a él y tomé el mío.

—Oye, una pregunta. He visto unos videos por internet diciendo que los asiáticos no le gustan a las norteamericanas, ¿Es verdad?

—Eso es depende de cada persona, pero en mi caso no me gustan las norteamericanas, creen que solo por escuchar Kpop saben todo de Corea, pero no es así—dice fumando.

—Vaya, que cosa.

—Tengo una vecina que me tiene cansado, estoy loco por mudarme de aquel lugar—dice cruzándose de brazos.

Aceptando el amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora