Capitulo 2

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Al otro día después de una ducha rápida y un pequeño desayuno de no más de tres minutos tome mi cabello rubio ondulado en una cola de caballo desaliñada, y levante rápidamente mi mochila y salí de la casa camino a la escuela. Ese día había despertado con dolor de cabeza y me sentía extraña. Amber no se veía por la calle así que comencé a caminar en dirección a la escuela. Tenía un mal presentimiento para este día. Mis padres llegarían a medio día cuando yo estuviera en la escuela así que después de clases debía ir directo a casa. De repente sentí unas manos grandes y frías tapándome los ojos sorpresivamente.       

 - ¿Quién soy?- Dijo una voz misteriosamente parecida a la de Anton en mi oído. 

- Anton.- Respondí segura y sin vacilar.   

- Tú siempre lo sabes.- Dijo con tono de desprecio y luego sonrió.      

- ¿Has visto a Amber?- pregunte.                                   

-Nop, pero me envió un mensaje diciendo que se quedó dormida y llegaría tarde hace unos minutos.- Solo le respondí con una pequeña risa y negando con la cabeza.

Estaban por comenzar las clases de geografía y aun no aparecía Amber, la había llamado hace unos minutos pero no había contestado. Estaba por llamarla de nuevo cuando se abrió la puerta del salón y entro una Amber despeinada y sudorosa.

- Hola, ¿Dónde está Anton?- pregunto con la respiración entre cortada mientras se sentaba y sacaba sus libros.                                 

- Adivina.- respondí elevando las cejas mirando el pizarrón.             

- ¡Esa perra otra vez!- Dijo Amber lo suficientemente fuerte para que las personas a nuestro alrededor nos miraran.                                

- Sabes que el la ama, no deberías tratarla así.- digo sinceramente.     

- Solo digo la verdad. ¿Y por qué la defiendes?                                                                                                      

- No la estoy defendiendo, pero creo que no tienes razones para tratarla de esa forma. Creo que no está bien odiar a alguien simplemente por estar enamorado de quien tú lo estás, creo que debería alegrarte que él sea feliz junto a ella.                               

 - No estoy enamorada de él.- Asegura Amber pero sus propios ojos la delatan por ese brillo especial.

Antes de que pudiera decir algo comencé a sentirme mareada y con ganas de vomitar. Tocaron el timbre y salí rápidamente corriendo hacia el baño de chicas, escuche a Amber gritar mi nombre pero no me podía detener. Llegue al baño y vomite, no sabía que me había hecho mal, casi no había comido en el desayuno. Limpie mi boca con papel higiénico y salí para tomar agua. Ahí estaban las tres peores "amigas" que había tenido en mi vida. Había entrado tan rápido que ni siquiera las había notado. Hannah, Selene y Brianna, seguían igual que siempre, jamás cambiaron. Ahí estaban las tres maquillándose y arreglándose frente al espejo. 

Recordaba perfectamente cuando llegue por primera vez a esta escuela, como me acogieron tan rápida y amablemente. Yo no conocía a nadie en este lugar y nadie me advirtió que ellas solo jugarían conmigo y me usarían para arruinar la vida de una chica inocente. Melanie era una chica brillante y hermosa, la preferida de los profesores y la organizadora de las fiestas, la preferida de los chicos también. Solo había llegado unos meses antes de mi a la escuela pero desde su primer día aquí llamo la atención de todos, era muy amable, inocente, dulce y enfocada, y era muy obvio que era virgen, todo esto le encantaba a los hombres, así que las barbies (como las llamaba la gente, por sus increíbles cuerpos y lo falsas que son), comenzaron a sentir envidia y miedo ya que les estaba quitando territorio y popularidad. 

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