Capitulo 30

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- Sube al auto.- Dijo John claramente molesto. Sin decir una palabra subí al asiento del acompañante y me abroche el cinturón manteniendo el silencio.- ¿En qué mierda estabas pensando? ¿Solo te irías por ahí a esperar que ese imbécil te encontrara y te matara?- Estaba muy molesto. 

 - ¿Sabes qué? ¡Es exactamente lo que quería!- Lo mire con rabia.- ¡Quiero que me mate!

 - No sabes lo que quieres.- Apretó el volante entre sus manos y tenso la mandíbula con la vista en frente. 

 - Si lo sé ¡quiero que me mate, que me torture y que esto se acabe de una puta vez!

 - ¡¿Y qué hay de mi?!- Las lágrimas brotaron de sus ojos y le dio un fuerte golpe que me hizo saltar al volante.- ¿Si te asesina que hago yo? 

 - Vives, si yo muero tu vives.- Dije tristemente.

 - No Rachelle.- Negó con la cabeza.- Si tú mueres yo muero, y ya no lo digo como metáfora.- Lo mire asustada al escuchar la última frase.- Si te asesina me suicidaré, no me importa lo que digas. No me importa que crean que lo nuestro es solo un amor de secundaria, que es el primer amor de muchos, o que no sabemos lo que sentimos realmente. Yo sé lo que siento. Y es por eso que nuestra relación comenzó tan rápido y avanza a pasos de gigante, la carta lo dice, No tenemos tiempo para perder. 

 - John... 

 - El no descansara hasta que estemos todos muertos. Pero no me importa morir por ti. Estamos destinados a morir, todos, pero a nosotros la muerte nos llegara antes.- Llore.- Y si tengo que morir para cambiar tu destino, lo haré. No tengo miedo.

Sus palabras eran como cuchillas en mi corazón, mi mente y mi alma. Tenía razón, estábamos destinados a morir jóvenes, el asesino no descansaría hasta que estuviera muerta, y yo era la pieza final de su obra maestra. Y el dilema era que; yo quería morir para salvar a John y él quería morir para salvarme a mí, pero como era posible que con su muerte lo detuviera cuando yo era su objetivo final, el solo sería otro en su lista de asesinatos y después seguiría matando hasta dar conmigo. No me podía salvar, nadie podía hacerlo, aunque yo podía salvarlos a todos, pero cuál era el caso de morir por alguien que sin mi moriría de la peor forma que alguien lo podía hacer; suicidio. No podía morir por alguien sabiendo que me seguiría.

Llegamos al bosque, a la cabaña de la infancia de John y bajamos del auto en silencio. Abrió la puerta de la entrada por mí dejándome ver una mucho más limpia y renovada cabaña a la que había visto la última vez. Había una alfombra en el suelo, la chimenea y el sofá estaban limpios y había un pequeño refrigerador en la cocina.

- ¿Tu la arreglaste de esta forma?- Pregunte girándome para mirarlo. Su rostro parecía más relajado. 

 - Sí, bueno aún falta mucho para que vuelva a ser un hogar pero algo es algo.- Índico con sus manos riendo suavemente. 

 - ¡Es fantástico! ¿Cuándo hiciste todo esto?- Pregunte. 

 - Después de traerte aquí por primera vez, decidí que este es mi lugar y quería que pareciera cómodo.- Me acerque a la ventana y mire el hermoso lago rodeado por el bosque fuera de la cabaña. 

 - Tengo una idea muy loca.- Reí contagiándolo.- Podemos pasar la noche aquí, o toda la vida si queremos, nadie nos encontrara en este lugar.- Mis ojos se iluminaron. 

 - Tus padres me odiaran, pero, supongo que si es lo que quieres realmente... 

 - ¡Podríamos vivir aquí! Podríamos ir de compras en la mañana y traer comida, velas, las cosas que necesitemos.- Mi sonrisa cada vez crecía más. - ¡Aquí podemos ser felices!- John sonrió y salte a sus brazos para abrazarlo con toda mi fuerza mientras reíamos a carcajadas.

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