Capitulo 7

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- Te ves preciosa.- Dijo haciéndome sonrojar y luego me alcanzo la roza. 

- Blanca.- Me acerque a la hermosa flor para sentir su olor. 

- Amber me dijo que era tu color favorito.- Reí y lo abrase fuerte por unos segundos. 

- ¡Rachel!- Grito Anton y corrió a abrazarme arrastrando a Margot de la mano. 

-Por fin llegas, casi me como tu porción de palomitas.- Saludo Amber echándose un puñado en la boca. 

- ¿Qué quieren hacer primero chicas?- Pregunto Margot. 

- ¡Montaña rusa!- Grito Amber y salió corriendo camino a esta. 

John me dedico una sonrisa mientras caminábamos. Por suerte no había fila así que subimos rápidamente. Anton con Margot, Amber con un chico desconocido al cual le coqueteaba y John conmigo. Bajaron la barra de protección y John tomo mi mano con fuerza. 

- Debo advertirte, me dan miedo las montañas rusas que te ponen de cabeza.- Dijo John abriendo sus ojos y apretando mi mano. Solté una carcajada y luego el hizo lo mismo. 

El carrito que nos transportaba comenzó a moverse, primero despacio en línea recta y luego con fuerza por las curvas y subidas. Cuando íbamos de cabeza John soltó un grito poco masculino y apretó mi mano aún más fuerte haciéndome reír a carcajadas. Al terminar el juego todos reíamos sin parar. 

- ¡Margot!- Grito una chica de baja estatura arrastrando a otra de la mano. 

- ¡Chicas!- Margot corrió a abrazarlas. Al parecer se conocían. - Anton amor, ustedes sigan, nos encontramos luego.- El asintió con una sonrisa.

 Fuimos de juego en juego comiendo regaliz, palomitas de maíz y algodón de azúcar, pero lo mejor fue que en ningún momento paramos de reír. John sostuvo mi mano todo el tiempo y de vez en cuando la besaba suavemente. 

- ¿Qué les parece si entramos en la casita del terror?- Propuso John dándole un tirón con los dientes al regaliz. 

- No lo sé, con todo esto del asesino suelto, no creo que sea una buena idea.- Dijo Amber. 

- ¡Amber tiene miedo!- Dijo Anton de manera burlona. 

- ¡Es una mala idea! ¿Cierto Rachel?- Amber busco mi apoyo. 

- No cuentes conmigo, sabes que amo el terror.- Mire la entrada de la casita era completamente negra y estaba cubierta de falsas telarañas. 

-Los odio.- Amber rodó los ojos.

Caminamos hasta la entrada, la puerta se abrió y salió humo artificial. Mire a John sonriendo y el poso su brazo en mi hombro. Se escuchaban gritos lejanos, Anton rio malvadamente para hacernos reír y comenzó a caminar. A penas podíamos vernos nosotros mismos por la cantidad de humo que había. Del techo colgaban aburridas arañas de plástico.

- ¿A esto le temías tanto Amber?- Pregunto Anton. Ella se limitó a rodar los ojos nuevamente. 

Seguimos avanzando y al entrar en una habitación diferente las luces se apagaron y la puerta se cerró de golpe. Amber soltó un grito y Anton rio. Se escuchó un vidrio quebrarse emitiendo un estruendoso ruido y las luces se encendieron, pude ver que nos encontrábamos en un cuarto de espejos. Las luces se encendían y apagaban sin parar impidiéndome ver a mis amigos por más de unos segundos. No veía a Amber en ningún lugar. 

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