Habían pasado tres días en los que no había visto a John ni a su padre. No dormía por las noches, me limitaba a acostarme sobre la cama a beber café y llorar. Mi padre me hacia compañía un rato cada noche hasta que lograba convencerlo de que estaba bien y terminaba de derrumbarme en mi soledad. John jamás me perdonaría, era mi culpa que su hermana su hubiese suicidado y por esto casi él lo hizo también. El no era un asesino, lo sentía, el no era capaz de hacer algo tan horrible como quitarle la vida a alguien.
A pesar de las pruebas y lo que la gente decía, yo conocía la verdad. Pero si era capaz de no perdonarme y no volver a hablarme jamas. Estos tres días había intentado buscarlo, llamarlo, dejarle mensajes, pero me había ignorado totalmente, él y su padre estaban bajo vigilancia policial las 24 horas del día y no me permitían visitarlos. Pero pronto serian llevados a juicio y esperaba ese momento con ansias para defenderlos.
Ese día me había armado de valor y me había preparado psicológicamente para enfrentar a John y su verdad, fuera la que fuera. Todos seguían diciéndome que me olvidara de el que era un psicópata infeliz y que estaba demente, pero aun después de analizar la situación, en caso de que fuese verdad, seguía enamorada de él.
Aproveche el momento en que mi padre se iba al trabajo y me dejaba sola pocos minutos hasta que llegaba Amber o Anton y escape en mi bicicleta. Emprendí mi viaje, sin importarme la lluvia o el frio, rauda hasta la cabaña, donde los tenían aislados de la sociedad. Había escuchado que John había hecho la petición de pasar sus últimos días de libertad en la cabaña, ya que él sentía que ese era su verdadero hogar, y se lo habían permitido por cuestión de seguridad.
Me escondí en el bosque, observando la patrulla de policía estacionada fuera de la cabaña y busque la forma de entrar sin ser descubierta, no la había. Tiritando por el nerviosismo y el miedo le envié a John un mensaje para que saliera.
Camine, entre los árboles y matorrales hasta llegar al muelle, donde sabía que no podrían vernos desde la cabaña. Me quede ahí, quieta esperando con el corazón fuera de sí y sudando en frio, aterrada, no por saber que John fuese un asesino, si no porque sabía la verdad sobre su hermana.
Escuche pasos detrás de mí y me gire lentamente encontrándome con un acabado y destrozado John. Sus ojos ya no eran hermosos y profundos, eran vacíos y fríos como los de Melanie. Su ropa parecía sucia, su cabello estaba hecho un desastre y una oscuras ojeras decoraban su rostro.
- Rachelle.-Dijo sin ánimo, como si doliera pronunciar mi nombre, a metros de distancia.
- John.- Sonreí con lagrimas en los ojos y me acerque, pero el retrocedió.
- ¿Qué mierda estás haciendo aquí?- Se metió la mano en el bolsillo para sacar su cajetilla de cigarros.
- ¿Por qué no contestas mis mensajes o mis llamadas, por que no me dejaste hablar contigo?- Las lagrimas se hicieron presentes.
- Porque soy un sociópata demente que asesino a medio pueblo ¿Lo olvidaste?- Se comportaba como otra persona.
- Se que no lo eres, no serias capaz.- Trague saliva con fuerza.
- No lo soy, alguien puso el cuchillo aquí, pero eso no importa.- Sus ojos se llenaron de lagrimas.- ¿Para todos lo soy no? Sabes no me interesa, piensen lo que quieran, solo yo se la verdad y cuanto duele.
- ¡Lo sabia! ¡John te ayudare! ¡Voy a defenderlos el día del juicio, buscare la forma!- Tome su rostro entre mis manos pero las quito con brusquedad.
- ¡No me toques! ¡Tus manos están llenas de sangre!- Las lagrimas corrieron por sus mejillas.- ¡Mataste a mi hermana! ¡Me enamore de ti, te cuide, arriesgue mi vida! ¡¿Y para qué?! ¡Para descubrir que estas enferma, que hiciste que una niña inocente se suicidara!- Grito.
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Innocence
Mystery / ThrillerMis manos, sus ojos, la cabaña, el lago, sus labios, mis labios, su cabello, mi dulzura, su fuerza, mis lagrimas, sus lagrimas, el dolor, el olor, su sangre, la canción, su sonrisa, nuestros cuerpos, la inocencia. Momentos, que desde ahora solo seri...