Capitulo 31

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Al otro día desperté junto a John en la suave alfombra. No sabía cuánto tiempo llevaba despierto pero me observaba fijamente con ojos dulces y profundos.

- Buenos días hermosa.- Me saludo con un corto beso en los labios. 

 - Buenos días guapo.- Dije haciéndolo reír. 

 - Tengo un hambre que te mueres y ya es casi medio día.- Elevo las cejas. 

 - ¿Medio día? Nos dormimos muy tarde anoche.- Escondí mi rostro en su cuello. 

 - Lo sé.- Rio.- Arriba cariño, debemos comer algo he ir por las demás cosas.

Nos levantamos adormilados y salimos en su auto rumbo al supermercado más cercano a nosotros, compramos todo lo que necesitábamos de comida y utensilios y luego fuimos a mi casa.

- ¿Segura de que no hay nadie en casa?- Pregunto cerrando la puerta del auto detrás de mí. 

 - No debería.- Levante el limpia pies de la entrada e introduje la llave en la cerradura de la puerta principal. - Necesitamos frazadas, almohadas, ropa y mas utensilios.- Indique subiendo las escaleras apresurada detrás de John. 

 - Voy por un bolso.- Dijo mientras me encargaba de recolectar frazadas. Dejo el bolso en el suelo y metimos las frazadas ahí. 

 - Las almohadas.- Le indique para que se dirigiera a mi habitación. Tome una almohada entre mis manos y el bolso que contenía mi cámara y lo apoye en mi hombro. 

 - Esto es tuyo.- Me voltee a mirar a John quien sostenía uno de los libros de poesía entre sus manos. 

 - Si.- Sonreí. 

 - Sera una linda tarde.- Dijo guardando los libros en el bolso.

Bajamos las escaleras corriendo rumbo a la cocina, donde sacamos platos, un termo, y todos los utensilios de cocina que necesitaríamos.

- Somos excelentes ladrones.- Comento John retrocediendo en el auto. Me lance a sus brazos para besarlo.

Llegamos a la cabaña y ordenamos las cosas en la pequeña sala y la cocina. John puso música en su celular y bailamos al ritmo de esta mientras limpiábamos y ordenábamos todo. "Sleep on the floor" nos lleno el alma, reímos, nos besamos, y por primera vez en mucho tiempo sentí que no necesitaba nada más para ser feliz, el me besaba y me giraba entre sus brazos y eso era todo lo que quería sentir el resto de mi vida.

Era increíble todo lo que te podía hacer sentir una persona con un solo rose, una caricia, una mirada, un beso. John era todo eso que quería sentir el resto de mi vida.

Una vez que terminamos de ordenar todo, acalorados y sudorosos por el baile que nos habíamos pegado corrimos rumbo al lago. Sin pensarlo nos adentramos en este para nadar durante unas horas y hacer tontas competencia que no hacían más que cansarnos.

- Deberíamos ir a dar una vuelta en bote durante la tarde.- Propuso John mientras salíamos del lago de la mano. 

 - Suena bien, pero debemos ir a buscar el bote.- Dije estrujando mi cabello. 

 - ¿Después de un sándwich?- Pregunto con la sonrisa penetrante que tanto amaba. 

 - Después de un sándwich.- Caminamos de la mano hasta la cabaña.

Preparamos entre los dos un par de sándwiches muy simples con mantequilla de maní y jalea y salimos rumbo a encontrar mi bote que se encontraba en "el lugar de Rachelle" que quedaba a tan solo media hora desde la cabaña.

- ¿Por qué un bote?- Pregunto de pronto John. 

 - Es una cosa de mi infancia. Cuando era pequeña solía salir a pescar con mi padre todo el tiempo, siempre estuve metida en el agua, desde muy pequeña.- Respondí caminando delante de él. 

 - El lago es tuyo.- Me sonrió. 

 - Ahí está el bote.- Lo apunte y nos acercamos para empujarlo dentro del lago y subirnos intentando no mojarnos los pies.

John tomo los remos y con fuerza comenzó a remar por en medio del lago, avanzamos en silencio mientras tomaba fotografías de todo lo que se encontraba a mi alrededor, del hermoso paisaje y los colores que lo inundaban, colores naranjos y amarillos de atardecer. John dejo de remar y enlazo su mano con la mía haciendo que me girara para mirarlo. El lugar en el que nos encontrábamos era simplemente maravilloso, el agua estaba quieta y silenciosa para nosotros, los patos silvestres nadaban a unos metros del bote y los arboles, que comenzaban a verse anaranjados por el otoño, reflejaban el hermoso atardecer.

- ¿Sabes cuando fue que supe que estaba enamorado de ti?- Pregunto ladeando su cabeza y acariciando mis frías manos. Negué con la cabeza.- Fue a la siguiente noche en la que nos besamos por primera vez, cuando pase la primera noche junto a ti. Estaba tumbado en el techo fuera de mi ventana leyendo un poema y mirando las estrellas. Era un poema realmente hermoso de mi poeta favorito; Mario Benedetti, se que lo conoces estaba entre tus libros, se llama "Corazón Coraza."

- Creo que lo conozco.- Dije con un hilo de voz y John saco el libro de su espalda y lo abrió en una página que tenia la esquina doblada.

"Porque te tengo y no
Porque te pienso
Porque la noche está de ojos abiertos
Porque la noche pasa y digo amor
Porque has venido a recoger tu imagen
Y eres mejor que todas tus imágenes
Porque eres linda desde el pie hasta el alma
Porque eres buena desde el alma a mí
Porque te escondes dulce en el orgullo
Pequeña y dulce
Corazón coraza

Porque eres mía
Porque no eres mía
Porque te miro y muero
Y peor que muero
Si no te miro amor
Si no te miro

Porque tú siempre existes dondequiera
Pero existes mejor donde te quiero
Porque tu boca es sangre
Y tienes frío
Tengo que amarte amor
Tengo que amarte
Aunque esta herida duela como dos
Aunque te busque y no te encuentre
Y aunque
La noche pase y yo te tenga
Y no."

 John se sentó a mi lado y me rodeo la cintura para leer el poema. Su barbilla se apoyo en mi hombro leyó con su grave y poderosa voz, con ese acento que podía hacer a mi corazón detenerse.

- Es... es hermoso John.- Dije tras escuchar cada una de esas hermosas palabras, mis ojos se volvieron vidriosos al ver el atardecer reflejado en los ojos de John. 

 - Eres tu.- Pestañeo mirándome a los ojos, penetrándome el alma.- Supe que estaba enamorado de ti cuando lo leí. Te amo desde el primer momento en que te vi Rachelle, pero no sabía lo que sentía.- Negó con la cabeza come si esto fuera falso. 

 - El amor nos matara.- Dije con tristeza y John se quedo quieto mirándome preocupado.

Me gire y lo abrace lo más fuerte que pude. Me devolvió el abrazo, con tanta fuerza que nuestros corazones lograron tocarse y esto provoco una electricidad recorriera mi cuerpo.

Volvimos a nuestra pequeña y acogedora cabaña, ya había anochecido y había decidido algo que cambiaría mi vida; quería que esta fuera la noche, ya no esperaría mas, no teníamos el tiempo que cualquier pareja podría tener, nosotros teníamos los días contados y era el momento de entregarme a John.            

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