Capítulo 3

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Esa mañana, como todas las mañanas, Lucas llegó a última hora a la escuela. Estaba ya en el laboratorio de computación fingiendo hacer algo, cuando en realidad solo pensaba en lo único que mi mente estaba ocupada pensando. Vi a Lucas por el reflejo del vidrio quien iba llegando muy apurado al salón, llevaba aquella sudadera blanca que una noche me prestó porque hacía mucho frío y yo había olvidado mi chaqueta en casa.

─Me da mucha pena contigo, te morirás de frío. ─Dije mientras él se quitaba el suéter y me lo entregaba.

─Claro que no, tú tienes frío, y como hombre, es mi deber hacerlo.

Él lo hacía porque era un caballero. Esa noche cuando fue a dejarme a casa, estaba dispuesta a devolverle la sudadera, él me dijo que podía quedármela por el resto de la noche, porque cuando me bajara del auto sentiría frío de todos modos.

─Hola Alicia. ─Dijo dándome el beso en la mejilla que alegraba mis mañanas.

─Hola Lucas. ─Respondí.

─¿Algo nuevo hoy? ─Preguntó mientras encendía su computadora.

─Sí, mucho de hecho.

─Cuéntame.

─Hoy estuve buscando entre las cosas de papá y no encontré algo que pueda ayudarme, Pero mientras lo hacía, ocurrió algo; alguien entró a la casa.

─¿Quién? ─Preguntó él prestándome atención.

─No lo sé, pero papá no había llegado. Tengo el presentimiento que fue la pelirroja de anoche.

Él volvió a sonreír como si no creyera lo que le decía.

─¿Dices que alguien entró a tu casa y no era tu padre? Explícame, ¿Quién pudo abrir la puerta sin una llave?

─Probablemente ella tenga una. ─Me defendí.

─¿Por qué habría tocado la puerta anoche si tiene una llave?

¡Rayos! Él siempre ganaba este tipo de debates.

─No sé qué está pasando Lucas. Esto es muy extraño.

─Tal vez tienes muchas cosas en la mente con respecto a tu mamá, por eso te sientes tan aturdida. Tranquila, no pienses tanto en eso, y relaja tu mente. ─Dijo poniendo su mano en mi hombro.

─Tienes razón. ─dije ofreciendo una sonrisa tímida mientras él sonreía de una manera tan encantadora. ─¿Y tú qué tal? ¿Tienes algo que compartir?

─¡Sí! Anoche cuando llegué a casa, recibí un mensaje de Jazmín. ¿Te imaginas? Ella está buscándome.

Joder. Él podía contarme todo lo que él quisiera sobre sus sentimientos y vida amorosa, pero no tenía la menor idea de que me lastimaba cuando lo hacía. Jazmín era perfecta, era extremadamente delgada, se vestía bien, tenía una cara bonita, caminaba de una manera sexy usando esos tacones altos que siempre usaba. En fin, Lucas estaba enamorado de ella, y yo estaba enamorada de él.

─¡Wow! Eso es genial. ─Fingí estar emocionada por él.

─Lo sé, no logro sacarla de mi cabeza.

Me reservé en responder a eso, porque sinceramente, no tenía nada bueno que decir. Empecé a hacer lo que tenía que hacer con respecto a la clase y Lucas hizo lo mismo, entre veces lo miraba de reojo para que él no me cachara viéndolo, y no podía dejar de pensar en lo mucho que me gustaba y en lo mucho que detestaba que él estuviera enamorado de alguien que no sentía ni la mitad de lo que yo sentía por él, que no lo viera de la manera en la que yo lo veía, que no lo pensaba como yo lo hacía. Lucas merecía alguien que estuviera enamorada de cada aspecto de él. Pero yo no podía hacer nada para lograr que él cambiara sus sentimientos. ¿Confesarle lo que sentía? Eso de nada serviría. Él jamás correspondería a mis sentimientos.

El Fantasma de AliciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora