Capítulo 6

29.8K 2K 559
                                    

Alexander

Miedo. Mi cuerpo estaba inundado de miedo, y ese no era el mejor momento para ser débil.

─¿Qué quieres?

─Sabes lo que quiero Alexander. ─Dijo viéndome con su mirada penetrante.

─¿Qué quieres? ─Pregunté de nuevo.

─Te quiero a ti.

Cuando llegué a casa de mi madre, era casi de madrugada; por alguna razón la luz estaba encendida, lo cual me pareció raro porque mamá es una de esas personas que no puede estar despierta después de las nueve de la noche, a menos que Alicia estuviera viendo la televisión o algo que le quite el sueño. Cuando entré a la casa, escuché uno de los sonidos que menos me gustaba escuchar, el llanto de Alicia. Corrí a la habitación de huéspedes que era de donde provenía el llanto.

─¡Papá! ─Gritó ella con lágrimas en los ojos y corriendo hacia mis brazos.

No me tardé en recibirla con un caluroso abrazo que la hiciera sentir protegida y que supiera que yo estaba ahí para ella, para cuidarla de todo lo que pudiera agobiarla, el problema es que no sabía la razón de su comportamiento. Los últimos días ella estaba perdida, algo misteriosa me atrevería a decir, y también esta no era la primera vez que ella se despertaba llorando y gritando. ¿Qué le pasaba a mi pequeña?

─Tranquila preciosa, estoy aquí.

El domingo por la mañana emprendimos camino con Alicia de vuelta a casa, el regreso fue previo a lo que planeaba, pero no podía quedarme allí, no era seguro. Mi corazón dolía al ver por el retrovisor del auto a mi madre decir adiós con la mano, ya que no la veía muy seguido, y el hecho de volver a visitar la casa en la que había dedicado parte de mi niñez y mi adolescencia, de verdad me conmovió, me hizo volver instantáneamente a aquellos días de secundaria en los que había conocido a Alicia, cada rincón de esa casa me recordaba los momentos que pasé con mi madre y Alicia años atrás, cuando invitaba a Alicia a almorzar a casa y ella se sentaba al lado mío y enfrente de mamá en la mesa, ellas dos se llevaban muy bien, a veces  mi madre le daba consejos a Alicia para mantener un cutis perfecto o para hacer crecer el cabello con más rapidez, yo solamente las miraba charlar y me sentía el hombre más afortunado del planeta al tener a las dos mujeres que más amaba conmigo, juntas, tan sonrientes, tan felices, y conmigo. ¿Quién necesitaba más?

─¿Cómo te fue anoche papá?

─Bien, todo bien. ─Agregué sin tener la menor idea de qué inventar. Odiaba ocultarle la verdad a Alicia, pero no era momento de decírsela, no aún.

─¿Arreglaste lo que tenías que arreglar? ─Se interesó de nuevo.

Aclaré mi garganta. ─De hecho estaba haciendo negocios con un viejo amigo, un amigo de la infancia, es por eso que vine hasta aquí, y de paso, pensé que era bueno que vieras a la abuela. Hace mucho tiempo que no la veíamos, ¿Cierto?

─Sí, desde tu cumpleaños el año pasado. Por cierto, ya casi viene tu cumpleaños papá. ─Dijo ella entusiasmada, y yo agradecí al cielo que ella cambiara de tema.

─Así es, me estoy poniendo más viejo.

─¿Qué quieres de regalo de cumpleaños? ─Preguntó.

─Mmm... Déjame pensar. La verdad es que no hay nada que desee más que pasar mis días contigo.

Ella sonrió tiernamente.

─Pero, ¿Te gustaría algo en especial? Como visitar un lugar o ver a alguien, o algo material, lo que sea.

¿Ver a alguien? Claro, era lo que más deseaba, volver a verla, volver a ver esos ojos cafés, esa sonrisa que encendían sus ojos, esas mejillas color rosado, su cabello largo y negro. Soñaba con volver a ver a Alicia, el amor de mi vida. Pero eso era algo que no podía ser real.

El Fantasma de AliciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora