Capítulo 23

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Alexander

Cuando llegué a la casa de Lucas era casi de noche. Me bajé del auto y caminé hacia la puerta esperando ver luces encendidas dentro de la casa, pero al contrario, la casa estaba se encontraba en una oscuridad absoluta, parecía estar vacía. Golpeé la puerta pero nadie respondía, la golpeé con más fuerza una segunda vez, pero era inútil, no había nadie en la casa.

Llamé a Linda de inmediato.

-Espero que sea algo importante, Alexander. -Dijo Linda con un tono molesto. -Sabes que es mi día libre.

-Lamento molestarla. -Me disculpé. -Es sobre Lucas. Su casa esté vacía.

-¿A qué te refieres? ¿Fuiste a la casa de Lucas?

-Sí, pero...

-¿Por qué Alexander? ¿Por qué tomas ese tipo de decisiones? -Me interrumpió.

-¿En serio está reclamándome por venir a la casa del muchacho, en lugar de prestar atención en lo que en realidad importa? -Reclamé. -¡El muchacho ha huído!

-Te meterás en más problemas. Recuerda que aún estás implicado en el asesinato de Bárbara.

-¿Y qué pasa con lo que le hicieron a mi hija? ¿¡Se da cuenta que está priorizando la muerte de una mujer asesina demente que la violación de una niña de diecisiete años? ¿Es en serio? -Pregunté con euforia, realmente me hervía la sangre de lo enfadado que estaba en ese momento.

-La policía se encargará de eso. -Dijo ella tranquilamente,

-¡USTED ES LA MALDITA POLICÍA!

-Ten cuidado con tu boca, Alexander. No estás hablando con cualquier persona. -Advirtió Linda.

-¿Está amenazándome? -Pregunté irónicamente.

-Deja los juegos a un lado, Alexander. Regresa a casa, yo me encargaré de Lucas. -Dijo ella tratando de convencerme.

-Eso no me ayuda mucho, además, hoy es tu día libre. Descansa. -Dije seguido de colgar la llamada.

Linda me recordaba a Paterson, por ineficiente y corrupta.

me asomé a la ventana delatera de la casa de Lucas y en efecto, no había nadie adentro. Las luces estaba apagadas y en medio de la oscuridad alcanzaba a ver la sala un poco vacía. Alumbré mi alrededor con la linterna de mi celular y parecía que alguien había estado hace poco en la casa. Habían pantalones en el sofá y unas cuantas facturas sobre la mesa de centro. Me dirigí hacia el lado de atrás en donde estaba la puerta que daba a la cocina y me asomé por la pequeña ventana de la puerta. Habían algunos platos sin lavar y el grifo del lavaplatos goteaba lentamente. No cabía duda de que Lucas había huído con su madre. Ellos sabían que pronto llegaría y él me conocía, Lucas sabía que yo era capaz de matar a quien le hiciera daño a mi hija. Por eso se había marchado.

Alicia

El abuelo estaba en la sala viendo televisión, creo que se había quedado dormido con la televisión encendida.

No podía dormir. Entre veces cerraba fugazmente mis ojos porque mis párpados pesaban, pero no lograba quedarme dormida, era como si supiera la razón de mi insomnio, pero a la vez no pensaba en nada. Tenía la mente en blanco. No quería pensar más en Lucas, o la razón por la que lo hizo, o como se sintió al hacerlo, o como se sintió después de hacerlo. Cuando trataba de no pensar en Lucas, más pensaba en él , y ese era uno de los sentimientos más jodidos de la vida, porque significaba que odiaba pensar en alguien que amo, y por amarlo precisamente, es que no podía dejar de pensar en él.

El Fantasma de AliciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora