Capítulo 26

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Alexander

―Sí mamá, nos quedaremos en un hotel cerca de aquí para poder continuar con la búsqueda mañana. ―Dije a mi madre del otro lado de la línea.

―Ten mucho cuidado, Alexander. ―Respondió ella.

―Lo haré. ¿Cómo está Alilcia?

―Ella está mejor. ―Sentí un gran alivio al escucharla decir eso.

―Gracias por verla mientras estoy ausente.

―Es un placer. Descansa, te quiero. ―Dijo ella.

―Te quiero mamá.

Colgué la llamada. Volteé a ver a Linda, quien estaba reservando las habitaciones en la recepción. Una chica bastante joven, con cabello negro y piel pálida era la recepcionista.

―Necesito su firma aquí por favor. ―Dijo la chica a Linda mientras le entregaba un bolígrafo  y una hoja de papel.

Linda firmó en los espacios indicados. No alcancé a ver el nombre del hotel cuando llegamos ni en la hoja membretada que Linda firmaba, realmente  mi mente estaba en otro lugar, menos ahí.

―Estas son sus llaves, sus habitaciones son trece y catorce. ―Dijo la señorita mientras entregaba a linda las dos llaves. ―Que descansen.

―Gracias. ―Dijimos Linda y yo casi al mismo tiempo.

Quise ayudar a Linda con su pequeña maleta, pero parecía no necesitar, o no querer mi ayuda. Ambas habitaciones estaban en el segundo nivel del lugar, estábamos parados frente a una de las habitaciones y Linda me entregó una de las llaves.

―Espero que descanses, Alexander. ―Dijo ella despidiéndose. ―Mañana nos espera otro largo día, probablemente.

―Gracias Linda. ―Respondí. ―Creo que no he tenido la oportunidad de agradecerte por hacer esto, me refiero, a acompañarme hasta aquí y con la búsqueda y... con todo.

―Es mi trabajo, Alexander. ―Dijo ella rápidamente.

―Esto no es parte de tu trabajo.

Sus mejillas enrojecieron más rápido de lo que tardó en responder.

―Es algo extra, pero siempre es relacionado con el caso. Me interesa saber quien es esa chica misteriosa. ―Dijo en su defensa.

―Acepta que estás ayudándome. ―Dije casi riéndome.

―Ve a dormir, Alexander.

―Hasta mañana.

Entré a la habitación y fui directamente al baño a darme una ducha. Me sentía realmente agotado, necesitaba relajarme y dormir. Me metí a la ducha y el agua caliente cayó, se sentía bien hasta que el agua dejó de ser caliente y estaba hirviendo. Revisé la regadera para ver que todo estuviera bien, y en efecto lo estaba. Probablemente estaba averiada. Tomé el shampoo y puse un poco en mi mano, pero en lugar de en realidad recibir shampoo en la palma de mi mano, un líquido pagajoso y negro salió del bote. Me metí en una bata de baño y revisé en los cajones buscando un bote de shampoo de repuesto, pero no encontré nada.

Escuché un grito en la habitación de al lado. Linda.

Corrí hacia su puerta para saber que pasaba, grité  su nombre y ella se apresuró a abrir la puerta, ya tenía la pajama puesta y parecía estar sorprendida ante mi insistencia y preocupación.

―¿Pasa algo Alexander? ―Preguntó extrañada. ―¿Por qué estás mojado?

―Escuché que gritaste, ¿Te ocurrió algo?

El Fantasma de AliciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora