Capítulo 10

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Si esto se tratara de un secuestro como comúnmente son, Bárbara ya hubiese llamado para pedirnos cualquier cosa que ella quisiera a cambio de la vida de mi hija. Pero ella estaba esperando a que yo fuera a ella, que yo la buscara y probablemente implorara de rodillas que me regresara a mi hija, lo cual estaba totalmente dispuesto a hacer si era necesario. 

Después de haber dejado a Lucas, Roberto me llevó a mi casa. Estaba realmente agotado, pero no lo suficiente como para no seguir buscando a Alicia. Sin embargo, Roberto me había convencido de dormir por unas horas mientras él seguía trabajando con Paul, al principio me rehusé, pero tenía tantas cosas en la cabeza que opté por despejar mi mente con un baño y dormiría por un par de horas esa madrugada. 

 ─Por favor, llámame si hay noticias. ─Supliqué antes de bajarme del auto. 

─Lo haré. Trata de descansar un poco. 

─Gracias. 

Entré a mi casa y fue el sentimiento más horrible de mi vida adentrarme a esa casa vacía sin la persona que se encargaba de traer alegría a esa casa y a mi vida. Ya había sentido esto antes, bueno, algo parecido. Sentir ese vacío en mi alma cuando alguien se va y te encuentras solo, quieres hablarle, quieres abrazarla, quieres decirle lo mucho que la amas, pero estás solo, estás jodidamente solo y quisieras cambiar las cosas, quisieras hacer todo lo posible para tenerla a tu lado, pero eres débil, eres impotente, no tienes las fuerzas suficientes para continuar, te sientes vacío, sin alma, sin vida. No podía con esto. Era demasiado dolor para mi vida, me había cansado de aparentar ser fuerte. 

Entonces después de ducharme, me metí a la cama y no pude evitar sacar todo lo que llevaba dentro. Lloré como aquella vez cuando encontré a Pricila sin vida en su casa, cuando el río de sangre se encontró con mis zapatos, parado en la puerta de su casa, cuando su pecho estaba perforado, sus gafas estaban en el suelo y sus ojos estaba cerrados. Cuando sentí esas ganas insaciables de matar a Bárbara porque estaba acabando con las personas que amaba. 

¿Qué hubiera pasado si nunca me hubiera acostado con Bárbara? Seguramente Alicia seguiría con vida.

Esa noche teníamos planeado ir a una fiesta con un grupo de amigos, Bárbara iría también. Teníamos dos meses de salir con Alicia y estaba a punto de llamarle para que me acompañara esa noche. Cuando vi la hora eran casi las nueve de la noche y recordé lo estrictos que eran sus padres, apenas si la dejaban salir de día conmigo, no porque no le tuvieran confianza, sino que ellos eran muy sobre protectores, la mayoría de veces ella inventaba una excusa para salir y cuando pasábamos la noche juntos, ella decía que se quedaría a dormir en casa de Pricila. Al recordar que eran realmente pocas las probabilidades de que ella me acompañara a la fiesta, guardé mi celular y me encontré con  mis amigos. La mayoría de personas canceló su asistencia a última hora, por lo tanto solo íbamos como cinco, otro chico, tres chicas más y yo. Entre las tres chicas estaba Bárbara quien iba vestida muy provocativamente. Vestía un vestido corto y negro, que dejaba al descubierto su espalda. Se veía realmente guapa. Llegamos a la fiesta y comenzamos a beber, el otro chico se fue a no sé donde pero lo perdí por completo de vista. Me quedé únicamente con Bárbara y otra chica. Bebimos, bebimos y bebimos toda la noche. 

─¿Por qué no bailas, Alexander? ─ Preguntó Bárbara acercándose a mí. 

─Porque no hay con quien bailar. ─ Respondí. 

Ella abrió la boca fingiendo estar ofendida. 

─¿Entonces qué hago aquí? ─Ella se puso de pie y me jaló del brazo. ─Vamos a bailar. 

No pude evitar pensar en Alicia, pero fui débil y con los bastantes tragos que tenía encima, era imposible decirle que no a Bárbara. Además de débil fui muy estúpido. 

El Fantasma de AliciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora