El día siguiente mientras estaba en clase de biología, prestando poca atención al profesor, escribí una nota para Lucas que dejaría en su casillero antes de salir de la escuela.
Apenas si dormí esa noche. Respondí el correo preguntando nuevamente quien era esa persona, y si no respondía, no me reuniría con quien fuese que estuviera mandando esos correos, pero no obtuve respuesta. Podría tratarse de una broma, no lo sé, de alguien con muy malas intenciones, y con conocimiento de mi interés por mi madre y la causa de su muerte, pero, ¿Quién? ¿Quién querría verme para hablar sobre mi madre? Si en este lugar nadie sabía sobre ella.
Miraba el reloj de oro que papá me había regalado unas navidades atrás, cada minuto. Definitivamente estaba nerviosa, porque en efecto, pensaba reunirme con esa persona y salir de tantas dudas, pero corría un gran riesgo también, por esa razón, decidí no comentarle a nadie sobre lo que haría. Tenía esa costumbre de al estar nerviosa, menear de manera desesperada mi pierna derecha, y ese día pasé toda la mañana así, mi cabeza le daba vueltas y vueltas al asunto, mientras mi mente divagaba y se preguntaba con quién rayos me reuniría en unas horas.
A la una de la tarde, decidí saltarme la última clase y fui a sentarme a una de las mesas de la cafetería. Recosté mi cabeza sobre mi mochila que reposaba en la mesa y solamente pensaba en lo nerviosa que me encontraba y si en realidad era buena idea lo que estaba a punto de hacer. Observaba a las otras chicas que caminaban por ahí y ellas se veían tan... tranquilas, tan despreocupadas de cualquier problema o pena que pudiese estar agobiando su mente, tal vez podrían estar atravesando una situación difícil, pero la mayoría de ellas llevaba una vida aparentemente perfecta, sus padres estaban juntos, tenían novios que las querían, tenían todo lo que llegaran a querer. O tal vez no. Tal vez sus padres estaban divorciándose, o probablemente solo tenían a uno de sus padres con ellos, como era mi caso, o aún peor, no tenían a sus padres con ellos por alguna u otra razón y vivían con algún otro familiar, o tal vez tuvieran el corazón roto, no lo sé. De todas maneras, cualquiera podía estar pasando por cualquier situación, pero somos tan buenos actuando estar bien, que nadie lo nota.
Diez minutos antes de que la campana sonara, inserté la nota que había escrito para Lucas en una de las rejillas de su casillero y me marché.
Alexander
Estaba en mi estudio revisando algunos papeles del trabajo y haciendo un par de llamadas. Había preparado espagueti a la boloñesa, el cual era uno de los platillos favoritos de Alicia. Esa tarde quería ir con ella a comprar equipo de acampar para el siguiente fin de semana, necesitamos sleeping cálidos para el frío de la montaña y una nueva casa de acampar lo suficientemente resistente para no morir congelados. Bajé a la cocina a bajar la intensidad del horno para que la comida no se quemara, yo no era el mejor cocinero, pero la comida emanaba un delicioso olor.Alguien tocaba a la puerta, golpeaba mejor dicho, y me apresuré a abrirla. No podía ser Alicia, ella tenía llaves de la casa.
Alicia
—Es un gusto conocerte, Alicia.—¿Quien eres?
—Oh, lo siento, soy tan descortés. Mi nombre es Rita, conocí a tu madre, íbamos juntas a la escuela.
—¿Conoces a mi padre también?
—¿Alexander? Lo conozco perfectamente.
La mujer me daba mala espina, había algo en ella que no me agradaba. Su mirada. Sus ojos.
—¿Por qué querías verme? —Pregunté.
—Pensé que eras tú la que querías resolver las dudas acerca de tu madre, querida.
—¿Qué sabes sobre ella?
—Todo. —Dijo con una mirada profunda clavada en mí. —Ella era mi mejor amiga.
Mentira. La mejor amiga de mi madre se llamaba Pricila.
—¿Conociste a Pricila también?
Su rostro cambió por completo. Su semblante serio y aterrado delataba que desconocía mi conocimiento, hasta ahora. Apretó sus carnosos y bastante rojos labios y me vio fijamente.
—Esa tipa no era buena. Ella tuvo que ver con la muerte se tu mamá. Y quería enamorar a tu papá también. Hay tantas cosas que debes saber, preciosa. —Dijo tratando de acariciar mi mejilla, pero no la dejé.
—Estoy muy confundida.
—Yo puedo aclarar tus dudas. ¿Vamos a tomar un café? —Propuso.
Pensé en papá. No podía hacerle esto, no podía solo irme y él estaría preocupado por mí. Podía llamarlo y mentirle diciéndole que me quedaría en la escuela terminando un proyecto, pero eso tenía que ser antes de las tres y media de la tarde. Pero no quería mentirle a papá. Además, ¿Quién era esta mujer? No la conocía y no me inspiraba confianza.
—¿Qué dices? —Propuso de nuevo.
—Papá me espera para almorzar.
—Oh, entiendo. Pero cuando quieras aclarar todas tus dudas, escríbeme. Sabes mi dirección de correo electrónico.
—Lo haré, gracias.
—Muero por ver a tu padre de nuevo y recordar los viejos tiempos de nuevo. —Dijo con una mirada llena de picardía.
—Tengo que irme. Nos vemos. —Dije.
—Adiós querida, fue bueno verte. —Dijo y de repente me abrazó fuertemente. —¡Oh por Dios! Eres tan tierna y tan suavecita, como cuando eras bebé.
¿Qué?
—¿Me conocía antes?
—Yo fui la primera persona que te tuvo en sus brazos.
Alexander
—Lucas, ¿Qué pasa? ¿En dónde está Alicia?
Lucas estaba tan agitado por tanto correr que apenas si podía hablar. Él solamente puso frente a mi rostro un pedazo de papel arrugado.
Ve a buscarme media hora después de la salida en la esquina de la escuela, si no estoy allí, llámame a las 3:30. Si no respondo, ve a mi casa y dile a papá que lo amo, y que lo siento.
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Hola amigos,
Este es un capítulo corto pero creo que los dejó muy intrigados, prometo actualizar en los siguientes días. Es la una de la mañana y tengo que levantarme a las cuatro de la mañana para ir a trabajar. Sí, solo dormiré un par de horas, pero cuando la inspiración llega, no hay que desaprovecharla.
Por cierto, estoy trabajando en una nueva historia. Aún no sé el nombre, pero llevo tres capítulos de ella, espero pronto poder compartirla con ustedes.
Saben que los quiero, y si aún no me sigues en Instagram, sígueme: elizabeth.5sos, a veces hago en vivos y me encanta poder socializar con ustedes.
Besos.
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El Fantasma de Alicia
Mystery / Thriller17 años tenía mi madre cuando murió, y lo único que sé es que ha muerto por mi culpa. Mi padre estaba muy enamorado de ella, y eso mismo le impide recordarla sin dolor. Después de tantas dudas rondando por mi cabeza, y tantos días tratando de encont...