14~ Buscando y Encontrando al Diablo

166 12 44
                                    


Se escuchó el estruendo de la pistola, pero opacado, corto... diferente... observe a Nicolás, sus ojos estaban abiertos y aterrados, su quijada apretada y temblaba, pero aparte de su pierna, no estaba herido...

David volvió a calcular las balas... dándonos la sensación de que la pistola estaba completamente cargada, siendo que solo tenía tres casquillos, tres armas mortales.

-Sabes, todavía me eres útil, por el momento te dejo vivir- serio e inmutable mientras se alejaba y dejaba la pistola descargada sobre un mueble.

-... gr-grac...cias....- susurro Nicolás aún sin hacerse a la idea de que seguía vivo, igual que yo... lo mire y parecía que el dolor había desaparecido, por unos instantes.

De la nada Crooks entro a la habitación y cargo a Nicolás, después de desempozarlo, como un saco de papas, llevándolo a quién sabe dónde.

-Ahora ¿Qué aprendiste hoy?- dijo calmado, con una mirada que me recordaba que estaba a sus pies, en la palma de su mano era una personita que bailaba sobre su palma con la esperanza de que no ¿cerrara la mano y me aplastara hasta el alma.

-... Qu.-Que no... de-debo ser... ca-cariñosa con... Ni... Nadie...- susurre con la vista en el suelo y volviendo a abrazarme, recordando el ardor del frío que cubría mis huesos después del golpe de adrenalina.

-Bien, como ya comprendiste esa lección, te daré otra-

Se volvió a acercar a mí, lento y cuando pude verle los pies, sentí el jalón en mi cabello, levantándome y alzándome hacía las esposas que colgaban del techo, David esposo ambas demasiado apretadas, me dejo caer y sentir que se me movían los huesos de los hombros.

Apenas rozaba con la punta de los dedos el suelo, y ese apenas, es un si estiro un pie lo rozo. Observe a mirada de David, llena de morbo que me causaba asco.

-Primero te daré un baño- saco una manguera y me mejo con el agua helada, no me queje pero me estaba congelando, el chorro golpeaba mi cuerpo. Después paso un tipo de escobilla por todo mi cuerpo, todo, arañándome y lastimándome más con pequeños tajos.

-Listo- sonrío satisfecho.

-... ¿Qu-Qué me... ha-harás?...-

-Veo que sigues sin entender, te refrescaré la memoria, hace dos días trataste de cuidarte- hizo una pausa -Rompiste la tercera regla descaradamente, y te castigaré sin contenerme- dijo con una sonrisa que se ensanchaba a cada palabra. En ese momento me comienzan a caer todos sus golpes, sobre brazos, piernas, espalda y estómago, grite con cada patada y cada golpe, o al menos me queje fuerte.

Mi cuerpo estaba entumecido... me estaba usando como saco de Boxeo y yo no podía hacer nada... a pesar de que quería invertir las posiciones, prefiero aguantar este nivel de dolor y que me mate a golpes, porque eso lo haré yo.

-Bueno, Calentamiento hecho- sonrío y yo solté una risita corta -¿Cuál es el chiste perra?- dijo serio

-Que yo ya no tengo frío- burlona mirando a sus ojos soltando una sonrisita, chille al azote de mi abdomen, de sorpresa y dolor...

-Que chistoso- pronuncio a mí oído nalgueándome el trasero y azotando desde mi espalda mi abdomen, haciendo una horrible herida poco profunda.

Me queje con cada uno de los azotes, que eran brutales como cada uno. Me fije en el reloj que había en un extremo de la habitación... son... las... 8:50... está lejos y según mi vista lleva 20 minutos azotándome sin piedad.

La sangre recorría mi espalda, mis piernas, mi abdomen mis brazos, emanaba de largas heridas, numerosas que mi decoraban todo el cuerpo.

-Creo que dejaré descansar el látigo- me acaricio la mejilla y lo observe dando bocanadas de aire.

La Venganza [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora