El escritorio de tareas en la habitación de Jane, captó la atención de Peter.
Si te detenías un momento a analizar al ser que era Janette Elizabeth Steven-Jas, podías darte cuenta de que no parecía una chica de las que se esfuerza mucho; por supuesto, juzgando por las apariencias, pero tal vez Peter estaba equivocado.
Se levantó del borde de la cama donde se encontraba sentado, solo para poder ver a qué materia pertenecía la libreta abierta que estaba sobre el escritorio. Y lo más inesperado fue que pertenecía a: Salud Pública.
Una sonrisa apareció en el rostro de Peter al imaginar a Jane quedándose media dormida sobre la libreta en noche con la luz de la lámpara dándole directo a los ojos.
Peter se tomó la molestia de desconectar la lámpara de escritorio. Y sólo para matar el tiempo, tomó la libreta entre sus manos y la llevó consigo al borde de la cama.
Si Harry tenía una letra terrible, él se quedaba muy por detrás de la letra de la pelirroja, que además de escribir con faltas de ortografía, dibujaba pequeñas y juntas las letras; ni se podía diferenciar entre una palabra y otra.
Mientras hojeaba los apuntes de su compañera, Jane regresó.
—Tienes muy mala letra —comentó Peter sin quitar su vista de la libreta—. Aún sigues viva, creí que ya no vendrías.
—Mi madre no me podría matar aunque quisiera —rió Jane.
—¿Cómo dices? —preguntó Peter levantando la vista.
—Es una broma, Peter —Jane frunció el ceño y luego puso los ojos en blanco.
Jane se acercó a Peter y le quitó la libreta de las manos, la volvió a colocar en su lugar, esta vez cerrada.
—¿Cómo vas en esa materia?
—¿Me preguntas para burlarte de mí? —alzó una ceja Jane.
—También para ayudarte, si lo necesitas.
—¿como me ayudarías? ¿Asesorías?
—Sí —Peter se encogió de hombros—. Me va bien en salud pública...
—Como en todo lo demás —interrumpió—. ¿Alguna vez has reprobado una materia?
Peter se quedó callado pensando, y mientras Jane se sentó en la silla de su escritorio viendo hacia Peter.
—Por faltas y retardos, ecología y filosofía —respondió Peter después de una gran pausa.
—Hablando de retardos, ¿por qué siempre llegas tarde? A veces me pregunto si tienes alguna enfermedad crónico degenerativo o un familiar en prision.
Peter ignoró la pregunta, y miró muy intensamente a Jane.
—¿Sabes? Acabo de recibir un mensaje...
—¿Sí? Felicidades, Parker —respondió ella sin tomarle importancia.
—Sí, de Amanda Freyer. Mencionó unas cartas muy curiosas.
Jane torció los labios, —¿En serio? Eso es genial.
—¿Por qué tenías que mentirme?
Jane sólo en encogió de hombros.
—Me pareció divertido.
—Si este no era tu secreto, ¿entonces cuál es? —preguntó Peter decidido. Poco a poco se iba acercando a Jane con una postura dura.
—Guardo muy bien mis secretos —sonrió Jane sin sentirse nada intimidada por Peter—. aunque no prometo nada cuando sepa los tuyos.
—¿Los guardas tan bien como este recibo?
Peter sacó de su bolsillo el recibo de la compra de los botes de medicina vacíos que se encontraban en el baño de Jane.
Jane se mantuvo firme.
—No entiendo qué tiene que ver un pedazo de papel en esto.
—Si no tienen nada que ver, dime ¿por qué compraste tantos botes de medicina y por qué en tan solo dos días ya están vacíos?
—Eso no te importa —respondió con frustración Jane.
Peter no dijo nada, se levantó de la cama y caminó hasta la puerta.
—Mantén a tus amigos cerca, pero a tus enemigos aún más cerca —dijo Peter—. Te espero a las ocho en punto en el baile —sonrió por última vez y salió.
—Peter Parker, te has ganado un nuevo enemigo —Jane murmuró con desdén y con los puños cerrados.
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