Mutantes | 2.8

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Jane entró a la habitación de nuevo con ropa doblada entre las manos

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Jane entró a la habitación de nuevo con ropa doblada entre las manos. Peter tomó las prendas y se metió en el baño. No recordaba lo atemorizante que era el baño de Jane, la última vez que había estado ahí creía que un demonio iba a aparecer de pronto en el espejo y cuando se volviera no habría nada.

Primero se quitó el traje, se deslizó por su piel hasta el suelo. Desdobló los pantalones y se los puso. Peter nunca había pensando en que Jane posiblemente tenía un padre, pero como hasta ahora jamás lo había visto, lo pasó por alto. Suponía que la ropa era del señor Jas. Siguió con la camisa, la cual tenía el estampado de una banda vieja y no había zapatos por lo que se quedó descalzo.

Levantó del suelo el traje y lo dobló. Peter se miró en la puerta-espejo que estaba arriba del lavabo. Recordó su antigua vista a ese baño, se había encontrado varías navajas de afeitar.

Ahora que sabía que Jane poseía el factor curativo, parecía absurdo que algún vez pensó que el secreto de la pelirroja era que se autolastimaba. Suspiró y salió del baño.

Jane levantó de inmediato la mirada, se estaba quedando dormida encima de su escritorio. Peter sé sintió mal, quizá no había dormido lo suficiente por cuidar de él.

—Te queda grande —comentó Jane con una mueca—. Perdona, fue lo más pequeño que encontré. Pude haberte dado una de mis camisas de pijama pero sospecho que no te gustan los estampados de flores.

A pesar de los problemas que tenía, Peter sonrió.

—Que va, me encantan estos tipos... —Peter estiró la camisa para mirar bien el estampado—. ¿Banda Caótica?

—1946 —dijo Jane.

—¿Qué?

Jane se levantó del asiento que correspondía al escritorio de tareas y empezó a vagar por el cuarto.

—Así se llama la banda: La banda Caótica 1946 —explicó Jane—. Era la favorita de mi padre. Me contaba una y otra vez la historia detrás del nombre. Muy graciosa por cierto.

Peter asintió y dejó su traje encima del escritorio. Jane observó con curiosidad.

—¿Tu fabricaste el traje? —le preguntó.

—Este no, me lo ha dado el señor Stark.

—Anthony Stark —murmuró Jane—. Dicen que estás en un programa de estudios con el, o algo parecido. Supongo que tiene que ver con que seas el hombre araña.

—Esa es la coartada.

Jane dejó de deambular y se sentó sobre la cama, Peter tomó asiento en la silla del escritorio.

Ellos no van a lastimarme | Peter Parker Donde viven las historias. Descúbrelo ahora