Ya había pasado la hora de salida y Peter observaba a escondidas a la que creía era Jane Jas.
La chica abrió su casillero. De inmediato empezó a sacar algunas cosas de su mochila para meterlas en el casillero.
Peter pudo ver un llavero en uno de los cierres con la inscripción: Janette Steven-Jas, pero él leyó algo más como: "Tu admiradora secreta".
Se levantó del suelo con decisión y caminó hasta ella con las manos dentro de los bolsillos y con las mejillas ligeramente rosadas.
Peter la saludó con un tono de voz tan bajo que la pelirroja casi pasa por alto su presencia, pero ella le dedicó una sonrisa torcida que parecía más un simple apretón de labios.
No dijo nada.
Jane siguió con lo que hacía, pero notó que Peter seguía ahí sin decir nada así que lo observó una segunda vez para animarlo a hablar.
Al ver que no hacía nada, bufó, cerró el casillero y se alejó de Peter con la mochila abierta sobre su espalda.
—No, espera —Peter corrió hasta ella y la detuvo—. Soy Pet...
—Peter Parker —le interrumpió—. ¿Y?
Jane siguió andando dejando a Peter detrás por segunda vez. Y también por segunda vez Peter la alcanzó.
—¿Me podrías dar un segundo? —le pidió.
Jane suspiró— Estoy muy ocupada, si quieres hablar tendrás que seguirme.
Peter asintió y caminó con ella a través de los pasillos de la escuela, hasta que se detuvieron frente a otro casillero.
—¿No era el otro tu casillero? —preguntó Peter al ver a Jane introduciendo la clave del candado de ese otro.
—Claro que no —rió la pelirroja—. Y este tampoco.
Peter frunció el ceño, se había debatido todo ese tiempo en si: ser directo o forzar el tema "disimuladamente", optó por la primera, siguiendo el consejo de Harry.
—Sé tu secreto —afirmó Peter con confianza.
De inmediato, Jane dejó lo que estaba haciendo y se giró hacia Peter sin entender. Su mirada era fría, no titubeó ni se puso nerviosa.
—No, no lo sabes.
Peter parpadeó confundido, no había planeado nada ante esa respuesta.
—Te he visto —siguió Peter. Aunque no era totalmente cierto tampoco era falso, Harry la había visto y con eso bastaba—. Además hice una minuciosa investigación y todo encaja. Ese extraño, sí. ¿Fue difícil descubrirte? También.
—¿Sí? ¿Y qué es lo que crees saber?
—P-pues, ¿Tú eres quien ha estado metiendo cartas en mi casillero? —dijo Peter nervioso.
Jane alzó la ceja.
—Sí, ¿algún problema?
—Bien —sonrió Peter—. Tal vez te gustaría acompañarme a comprar mi corbata donde compraste tu vestido. No pude encontrar por ningún lado el color que elegiste.
Era mentira, Peter no había ido a ningún lado, pero para ser sincero no le gustó ese color azul eléctrico que decía la carta.
Jane dio un paso atrás, era verdad que ella metía las carta en los casilleros, pero ella sólo era la mensajera, no la emisora.
—Seguro —dijo sin importarle el hecho de estar robándole la cita del baile a alguien.
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