Eso lo explica | 4.3

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Flash estaba esperando una respuesta, Jane no sabía exactamente qué esperaba Peter con esa confesión, pero se vio envuelta en un apretado dilema: entrar a la casa con Flash y apoyarlo cuando mas la necesitaba, o darse la vuelta e ir con Peter.

Jane sabía que a quien no eligiera podía tomarlo mal, sin embargo, no lo pensó dos veces para decidir. No estaba resentida con Flash por elegir a Liz Allan antes que a ella, pero no podía comparar lo que sentía por Peter con lo que una vez sintió por Flash. Y aunque le dolía dejar a Flash en un estado crítico, se odiaría mas por dejar a Peter.

—Perdón...

No terminó la oración y se dio la vuelta, corrió ignorando los gritos de Flash que la llamaban. Peter no daba crédito a lo que veía, Jane eligiéndolo a él; era verdad, él lo tendría todo. La recibió con un abrazo, en seguida sus ojos se buscaron, cada uno expresaba lo mucho que significaba ese momento a su propia manera.

Jane ya no se sintió vacía, fuera de lugar; los recuerdos de sus años en las Asesinas de Jade se calmaron, ya no hacían eco en su cabeza, apenas eran murmullos fugaces, murmullos que se callaron cuando sintió los labios del castaño deslizarse en su piel.

No era raro, ni siquiera porque Jane era unos centímetros más alta, ni porque se conocieron apenas dos semanas atrás, ni porque casualmente él es el hombre araña y ella un simbionte extraterrestre, y además un mutante nivel alfa.

Su corazón latía con fuerza, Peter solo pensaba en lo bien que se sentía tener su brazo en la espalda baja de Jane y lo suave que era su cabello. Era satisfactorio no ser rechazado, que no te miren con una mueca, se sintió especial, porque sabía que cualquier otro recibiría un golpe por parte de Jane.

Y no se sintió mal cuando terminó el contacto de labios, ambos sabían que habría más como esos, lo que realmente se sintió en el corazón fue el abrazo que le siguió.

Jane no pudo evitarlo. Pensó en que ese beso cambiaba las cosas, en que probablemente debía ser honesta con Peter en todos los aspectos, lo que significaba que debía contarle todo, sus años como una Asesina de Jade, todas sus fechorías, quizá sobre su padre.

Sabía que Peter no la culparía, no se alejaría de ella al saber la verdad, pero era una situación que siempre le había gustado evitar, incluso cuando tuvo que decirle a su madre.

Respiró tres, cuatro y cinco veces para prepararse, quería hacerlo en ese momento porque sino lo postergaría, como siempre. Agradecía no tener que ver los ojos de Peter, sin embargo, por los suaves movimientos de Peter, supo que ya sospechaba que algo andaba mal. Respiró hondo una última vez.

—soy una Asesina de Jade —dijo finalmente.

Peter detuvo sus movimientos, al instante supo que había sido una mala reacción. No quería que Jane pensara que la estaba juzgando, pero lo había tomado de sorpresa. Y aunque no tenía ni idea de qué era una Asesina de Jade, no sanaba nada bien, y más porque una de esas palabras tenía que ver con ser una criminal.

Prefirió preguntar antes de juzgar, —¿Qué significa eso?

Sabía que Jane estaría más cómoda si no dejaban de abrazarse, decidió mantener la posición, reforzar el abrazo pero suavizar sus movimientos entre su cabello rojo. No lo confesaría, pero estando cerca de Jane se sentía débil, y no de manera sentimental, sino que revivía una y otra vez esa sensación al saber que había perdido sus poderes. No era buen momento para sacarlo a relucir, pero una parte importante de su cabeza pensaba en ello, otra parte aún temía por lo que Jane debía confesar.

—¿Has odio hablar de las Viudas Negras?

—Claro, Natasha Romanoff perteneció a las viudas negras —respondió Peter.

Ellos no van a lastimarme | Peter Parker Donde viven las historias. Descúbrelo ahora