La verdadera Liz Allan | 3.4

1.8K 178 30
                                    



Jane no quería morir otra vez.

Y bailar con el señor Osborn después de la cena no era una buena opción para evitarlo. En la cena había insistido en bailar una balada con ella cuando llegara el momento, y hasta que llegó se había visto obligada a estar con Harry.

El hijo Osborn solo asintió y entregó a su padre la mano de Jane. No protestó, aunque miró a Jane con una mueca, pidiendo disculpas. Jane se mordió la lengua cuando el brazo firme del señor Osborn tomó su cintura.

En la cena, entre miradas firmes, sonrisas nerviosas, ceños fruncidos y manitas sudadas, Harry había afirmado que él y Jane estaban por iniciar una relación. Muy mala idea.

—¿Qué intenciones tienes con mi hijo? —preguntó el señor Osborn, después de un rato dando vueltas por la pista.

A Jane se palideció al instante. El agarre del señor Osborn se hizo más fuerte, no había escapatoria. Era una conversación común, pero Jane no tenía experiencia.

—Disculpe, no entiendo la pregunta.

El señor Osborn apretó la mandíbula. Jane quería buscar a Harry y pedirle ayuda, pero no podía quitar la vista de los ojos del señor Osborn.

—¿Por qué estás con él? ¿Por el dinero?

A Jane le hirvió la sangre, ¿Cómo podía pensar eso? Si Jane quisiera dinero, se lo robaría a un narcotraficante o a una empresa ladrona, quizá a un banco o a un político corrupto, pero ¿a Harry?

—No necesito dinero, señor Osborn —respondió Jane—. Estoy con él porque primero fue mi amigo, y llegó un día en que me dolía pensarlo como solo eso. Deseaba que me mirara de otra forma, y cuando por fin lo hizo, no pude estar más segura de lo que quería. Harry lo es todo para mí, y si me lo permite...
—No —gruñó el señor Osborn—. Aléjate de mi hijo. Jamás permitiría que Harry estuviera con alguien tan por debajo de su nivel. Acepto a ese muchachito Parker, pero a ti no. Quédate media hora más y luego te vas.

El señor Osborn se apartó de Jane, sacudió su traje como si Jane le hubiese pegado pulgas y se fue andando elegantemente. Jane se quedó boquiabierta, primero había dicho que era hermosa ¿y ahora era una deshonra? Quien lo entendía.

—¿Qué tal te fue? —llegó Harry por detrás.
—¡Nada bien! Expresé todo el falso amor que tengo por ti y no me aceptó como futura falsa nuera. No entiendo —dijo Jane, fingiendo estar desolada.
Harry rió—. Bueno, creo que deberé contratar a una mejor novia la próxima vez.
—El error ya está hecho, y por tu culpa tuve que pasar por la penosa charla. Me debes una. ¿Sabes qué? Serán dos, me debes dos favores. Esto fue mucho.
—Claro, lo que sea —Harry puso los ojos en blanco.

Jane barrió la pista de baile con la mirada en busca de Peter y tal vez de Liz, no tenía ni idea de cómo lo estaba manejando, después de todo, no todos los días el amor de tu vida resulta ser un demonio.

Según el plan, tendrían que llevar a Liz afuera, donde no hubieran tantas personas y preferiblemente sin cosas, costosas susceptibles a romperse bajo inmensa fuerza, alrededor. La mejor opción era la azotea, pero llegar hasta haya no sería muy fácil. El que tuviera la oportunidad de hacerlo lo haría, pero era mejor si Jane lo hacia, así Peter no se vería en apuros de cuidar su identidad.

—¿Buscas a Peter? —preguntó Harry, casi olvidaba que estaba con él.

La respuesta era obvia, pero Harry la miraba con cara de complicidad. Por lo que si decía que 'si', sería como admitir que lo estaba buscando porque gustaba de él o algo así. No eres una niñita de secundaria Jane ¡Compórtate!, se dijo en la mente.

Ellos no van a lastimarme | Peter Parker Donde viven las historias. Descúbrelo ahora