Ellos no van a lastimarme | Peter Parker

Tu empezaste esto, ahora termínalo | 3.8

Por suerte para Peter, May entendió que Jane tuvo que salir de la ciudad por unos días, y dejó a su madre sola, y que por esa razón la había invitado a celebrar con ellos.

Gracias a la divinidad, Harry se quedó para ayudarlos a preparar la cena, y evitó que May le pusiera canela al pavo en lugar de pimienta. En general, se la habían pasado muy bien, hasta le hizo olvidar a Peter sus problemas.

Harry se retiró para cambiarse de ropa a una más adecuada, solo regresaría a cenar con ellos si su padre aún se encontraba ausente, les avisaría después por teléfono.

Peter subió a su habitación a darse una ducha y vestirse, cuando terminó ayudó a May a poner la mesa, todo eso en lo que esperaban a Harry y a la señora Jas.

Peter vestía unos pantalones grises y una camisa de botones negra, May le había comprado un moño rojo para la ocasión pero Peter había optado por no usarlo, además no sabía cómo ponérselo. May, por otra parte, lucía hábilmente una blusa hasta el cuello sin mangas color rojo; unos pantalones negros y zapatos de plataforma.

—Y, ¿Por qué Jane salió la ciudad?

May habló con rencor, Peter sabía perfectamente que su amiga pelirroja no era de su total agrado, porque, aunque el castaño se había echado toda la culpa sobre esa extraña noche del baile, no había terminado de convencer a su tía.

No supo qué contestar, como aún no había pensado en una buena excusa, decidió lavarse las manos y dejárselo todo a la señora Jas. Con una hija extraña como Jane, ya debía estar acostumbrada a mentir.

—No lo se, Jane dijo que me lo explicaría después —respondió Peter—. Tal vez la señora Jas nos pueda sacar de dudas. Si es que decide aceptar la invitación.

—Es mejor que venga porque éste puré de papa no se comerá solo —comentó May, con un poco más de humor—. Pobre Madeline, esa tu amiga fue muy egoísta al dejarla sola, o tal vez ella fue muy tonta al darle permiso de irse. Todo esto me parece muy extraño.

—¿Quién es Madeline? —preguntó Peter.

—La mamá de Jane, tonto. —May puso los ojos en blanco, y entró al comedor con el bol de la ensalada, lo acomodó sobre la mesa—. No hace mucho me envió solicitud de amistad en Facebook. Le da me gusta a mis fotos. ¿Querido, puedes traer el pavo? Yo sacaré los cubiertos de la alacena.

—No sabía que se llama así —murmuró Peter. Obedeció a su tía y entró a paso decidido en la cocina. Se colocó los guantes y sacó cuidadosamente el pavo del horno, debía reconocer el talento de Harry, olía delicioso—. Entonces, ¿ya no la odias?

Las carcajadas de May se hicieron más audibles cuando Peter salió de la cocina con el pavo. Se tambaleó confuso sobre la razón de las risotadas de su tía, y dejó el pavo en el centro de la mesa antes de que ocurriera algún accidente.

—Realmente nunca la odié —respondió May, una vez acabado de reír—. Me molestó más la insolencia de tu amiga, pero obviamente Madeline la iba a apoyar, después de todo es su hija.

—Entonces odias a Jane —aventuró Peter.

—No me agrada —corrigió May—, pero si te gusta tanto debe ser por alguna razón, podría darle el beneficio de la duda.

—Gracias, supongo. —Peter se rascó la cabeza con nerviosismo—. Pero no me gusta ella.

El timbre sonó justo a tiempo, y con él, el celular de Peter. May fue a abrir la puerta mientras él revisaba su bandeja de mensajes: "Estaba por salir cuando mi padre apareció de la nada, lo siento. Disfruten la comida -H"