Paz

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La ola abrasa al pez y el pez se siente vivo.
En un intento desesperado por respirar, el pez se hunde en el vasto océano.
El éxtasis no lo aviva, en cambio lo adormece.
Siente paz, una que le costo encontrar.
Sufrió, se asustó, fue feliz en otros momentos, y todo valió la pena.
Busco la calma incluso en los mas recónditos lugares.
Pero la encontró frente a sus ojos, una tarde.
Y yo soy una persona que aun no encuentra la comodidad.
Me pregunto, a veces, si la tengo que buscar o simplemente aparecerá sola, como aquel pez a aquella ola.
Confundo, imagino, presiento que esa es mi calma, me equivoco a menudo, no lo se todavía.
La necesito desesperadamente, o me es irrelevante.
Todos nos sentimos así en algún momento, todos pasamos por esas fosas de intranquilidad que nos pedía a gritos que encontráramos la paz y después caíamos en la realidad, eran malas pasadas, volvíamos a ser seres armoniosos tan pronto.
A todos nos llega, meter la pata en un pozo y no poder sacarla hasta encontrar eso que nos relaja, algunos pasan años así, con la pata atascada, en frente o a millas, esta nuestra paz, ya tiene dueño, esta predestinada, aunque mucho no quieran aceptarla. Siempre hay excepciones.

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