Soledad

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Me gusta la soledad, esa silenciosa presencia que se empieza a retorcer cuando se vuelve ausencia, tan fatal, tan calladamente insoportable. Pero me gusta, esas horas, esos dias, donde uno se siente mas libre, menos contaminados por el autoritarismo social. Es acostarse a mirar el techo como si quisiéramos descubrir algún mito del universo o simplemente a esperar para dormir un rato. Es poner música a todo volumen y saltar por los rincones de la casa como si mañana no tendrías pies, o el mundo se quedara sin melodía. Es inventar historias y retratarla, querer hacer arte, querer ser arte. O simplemente es estar con vos mismo, cuando nadie mas puede ser tu mejor compañía, cuando necesitas descubrirte en esa apagada habitación. Te volves mas observador, aprecias las sombras que se dibujan cuando el sol ya esta desapareciendo, te miras los pies, los movimientos de los dedos de la mano, la articulación de tu muñeca, incluso a veces te gusta el sonido del televisor de fondo, no para sentirse menos solo, si no para agregarle a tu soledad ese murmullo inventado, haces parte de vos detalles ínfimos, como moverte lentamente y tomarte si es necesario una hora para hacerte un té, o como acostarte con las zapatillas puestas o como sentarse en el piso y estirar mucho las piernas, o salir del baño en ropa interior y el pelo chorreando agua. Y ahí te encontras, y ahí sonreís, descalzo con vos mismo, ahí te das cuenta que podes escribir acerca de la soledad, que no es llorar y mirar gente pasar, es hacer lo que te de la gana y disfrutarlo, porque las personas van y vienen y se conectan entre ella, pero estar solo también es estar acompañado, de una forma mucho mas reflexiva y egoísta, y mucho más importante también.

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