Pesadilla

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Con el rostro apoyado en la rodilla y un libro caído a su costado miraba a través de la ventana. Las nubes en proceso cubrían el cielo de primavera y a su al rededor no pasaba nada. En su cabeza parecía que la calma avecinaba la tormenta. Su índice trazaba un recorrido de su pierna a su empeine
No recordaba que día era ni le interesaba saber la hora, estaba sola y viva eso le bastaba. De un segundo para el otro sin saber como estaba tendida en el piso y sus ojos amenazaban con caer en un profundo sueño. Resistía. Su mano tanteo en busca del libro y tomó la botella, fría al tacto, se apoyo sobre su antebrazo y bebió, un sorbo le quemo más que la garganta, el pecho y las ideas. Su mano ahora sostenía el aire. Se sentía perdida. No sabia donde estaba. A su espalda se extendía una larga carretera y su pierna era la continuación de la linea divisoria. Estaba mareada y asustada. Sintió humedad en su pie y se corrió sobresaltada, retorcida de costado el lago brillaba celeste y el un escarabajo se paseaba bordeando su mano sobre el pasto crecido. Intento ponerse de pie, una, dos, tres, diez veces. Sus piernas no respondian. El mareo le llegó a la boca del estomago y le produjo nauseas. Respiro una bocanada de aire fresco y sintió el aroma de unos jazmines. Las únicas flores que le gustaban. Abrió lo ojos. Tenia la vista nublada y a su al rededor todo era blanco. No sabia donde estaba. Creía ver gente caminando y escuchar voces sobre ella. Y de repente la oscuridad se volvió a cernir encima de ella. Estaba consciente, acostada y ciega. El pánico le cerro la garganta. Ahora era desesperación. Y se sintió caer, en un abismo. Ahora estaba sentada en la cama. Se había quedado dormida. Eran las 5 am.

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