La formula del abrazo.

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Esos pequeños pies que corretean rapido pero elegantemente a través del parquet, esas blancas manos que tocan la cama deslizandose suavemente debajo de la inmensa sabana que termina por cubrir dos cuerpos frios, esa dulzura tan intensa que emana su sonrisa destruye cualquier argumento de soledad. Un indice que recorre de abajo arriba la pierna que se eriza al tacto, un brazo abajo de su curvada cintura, los ojos cerrados tiernamente y los labios que se cierran en hombro, un acto de fascinación y química. Ese intenso apego de dos cuerpos encajados como bloques de templo, cada vez mas cerca, cada vez mas tibios, la respuesta esta en el dar y en el sentir. Parece un acto de necesidad pero es la formula de lo confortable.

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