Licor

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Puede que en algún momento te detengas a escuchar el latido de tu corazón como quien se coloca los auriculares para escuchar una canción. Y pienses en cada segundo, en cada instante, como una vida entera, como un poco de sangre limpia, como una bocanada de aire puro. Y de ahí toda tu mente se adentre en la filosofía de lo lindo que es estar vivo. Parecen tonterías, pero cuando mas feliz sos, mas reflexionas sobre porque tenés los pies sobre la tierra. Una tierra hermosa y verde, llena de controversias e injusticias, pero vos estas firmemente aliviado, quizás con una sonrisa picara en la cara, solo y egoísta, pero tenés todo el espacio como para largarte a correr, pegar un grito y mirar el cielo. Hasta quizás te reces un padre nuestro, o le hagas una danza a la pachamama. Ya no querés dar explicaciones ni ponerte ropa incomoda. Si llueve no te importa mojarte porque además si lloras las lágrimas se confundirían con las gotas de agua que caen desde las nubes. Tu ritmo cardiaco disminuye lentamente y no lo notas, estas eufórico y reís como un demente. La gente pasa cerca tuyo y te mira extraño. Caminas sin rumbo y tropezando. Sos tu propia demanda, y la vida es tuya, así que el tiempo no existe. Existe pero lo haces tuyo a cada momento. Sin darte cuenta. Muchos creerán que se te escurre entre los dedos pero el que siente el palpitar de su corazón sos vos. Calmado y galopante. Triste y ansioso. Y por las venas sentís como se mueve su licor. En el cuello y en las muñecas, para que sepas por quien dar la cabeza y para que usar las manos.

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