Una distancia tan cercana. La conexión visual. Un escalofrío inexplicable en la columna. Los vellos se erizan. Y un calor sube violentamente hacia el rostro, sin poder controlarlo, sin poder detenerlo. Muecas involuntarias, extrañas, labios vibrantes, manos transpiradas, el cuello estirado, los ojos achinados. Se mantienen la mirada. Mueven la cabeza incesantemente. Hay conexión. Son extraños. Pero se conocen. Lo sienten, ese gustito a atracción. Tienen el poder. Ella seduce. Él se deja. Le sigue el juego. Le gusta, y ella lo sabe. Hay un jueguito íntimo. Privado. Que el resto no percibe. Y si lo harían no lo entenderían. Continúan. El silencio mutuo. El bullicio externo, ese que no interesa y pasa desapercibido. Ella se siente bien, poderosa, mujer, sensual, hermosa. Y él la ve así. Ella se sienta talentosa. El arte de la seducción, es para mujeres reales. No hay talento. Hay soltura. Hay un encuentro. Ella se descubre. Y deja que el otro lo haga. Se siente plena con ella misma. Nota la vulnerabilidad del otro. Sigue siendo tímida. Pero con mas fuerza. Mas personalidad. Mas libertad. No pierde su esencia de niña buena y dulce. No deja de lado la inocencia de su cuerpo. Pero ya conociendo el deseo que producen sus curvas. Se acomoda con soltura, sin dejar de ser femenina, deja ver su yo. Estira las piernas en otra silla. Rosa su brazo por el frío que provoca la brisa que ingresa por la ventana. Su espalda queda encorvada insanamente. Nada de eso causa rechazo. El juego continúa.
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POPURRÍ
Random"Estar feliz y sin embargo, no ser feliz. Ah, pero nunca imagine que el estar feliz incluyera, ¿sabes?, tanta tristeza" MB